Cómo afectan las olas de calor en el bienestar emocional de niños y adolescentes
Resumen
Las olas de calor tienen efectos significativos en la salud y el bienestar de la población, especialmente la más vulnerable, como la gente mayor o la población infantil. Por sus características fisiológicas, estos grupos de población son más susceptibles a los efectos del calor extremo y más propensos a la deshidratación, el agotamiento por el calor y el golpe de calor. Los niños no siempre pueden expresar de manera clara sus sensaciones de calor o malestar y pueden tener dificultades para identificar y comunicar que pasan calor, un hecho que puede retrasar tomar medidas para reducir la exposición a temperaturas extremas. Además, tienen tendencia a tener más actividad física, lo cual aumenta la producción de calor interno y puede dificultar la regulación de la temperatura corporal, especialmente en condiciones de calor extremo.
Niños y adolescentes pasan gran parte del día a las aulas y en los patios de los centros educativos. Con el aumento de los episodios de calor extremo, los centros se enfrentan al reto de garantizar un entorno resiliente ante sus efectos negativos. Este es el tema sobre el cual reflexiona la investigadora de ISGlobal Barcelona Mònica Ubalde en la Escola de Salut de Sant Joan de Déu. Según Ubalde, es urgente planificar e invertir recursos en medidas efectivas y sostenibles para mitigar los efectos de las olas de calor en los centros educativos, que son «espacios cruciales para garantizar la salud, el bienestar, el desarrollo y el aprendizaje de los niños y adolescentes, así como unas condiciones de trabajo saludables y seguras para el profesorado».
Impacto en el bienestar y el aprendizaje
Los centros educativos, en general, son los únicos edificios públicos que no están equipados ni adaptados para un óptimo confort térmico. Muchos de los edificios son antiguos y con deficiencias en el aislamiento, ya que fueron construidos en una época en que se suponían vacíos durante los meses de altas temperaturas, y están orientados al sur para ganar luz y calor en invierno. Sin embargo, los meses en que las temperaturas superan los 28ºC en las aulas en los últimos años han pasado de dos a los cinco previstos para este curso escolar.
En los últimos años, hemos pasado de dos meses en los cuales las temperaturas superan los 28ºC en las aulas a los cinco previstos para este curso escolar.
Aprender, jugar y trabajar en condiciones de temperaturas extremas y sostenidas no solo tiene efectos en la salud física sino que es preocupante por los efectos sobre el bienestar y la salud emocional del alumnado y el personal que desarrolla su actividad en condiciones laborales de riesgo. En el artículo, la investigadora destaca que, además de los efectos en la salud física ya conocidos, el estrés causado por las temperaturas altas puede provocar irritabilidad, fatiga y malestar general, que puede influir en su estado de ánimo y comportamiento a las actividades escolares y sociales.
Además, se desprende que el calor extremo en las aulas puede tener efectos en el desarrollo cognitivo de los niños, dificultando las tareas escolares, puesto que afecta la concentración y el enfoque, la capacidad para procesar y retener información, el rendimiento general en el aula y académico de los niños. Hay estudios que han indicado que durante las horas más calurosas del día, las altas temperaturas pueden afectar la función cognitiva, incluyendo la memoria de trabajo, la toma de decisiones y la ejecución de tareas complejas.
Qué pueden hacer los centros educativos
En el artículo, se hacen una serie de recomendaciones en los centros educativos de medidas para mitigar los efectos de los golpes de calor. La adaptación de las escuelas al cambio climático, como espacios de uso pedagógico y puestos de trabajo, supone una oportunidad y una necesidad para incrementar la adaptación y la resiliencia de las ciudades ante los efectos del cambio climático.
Renaturalización de las escuelas
La renaturalización de las escuelas puede ayudar a combatir los efectos de las olas de calor de varias maneras. La incorporación de vegetación y tierra permeable puede ayudar a reducir este efecto y mantener temperaturas más bajas en el entorno escolar. Mediante la creación de espacios verdes y el uso de vegetación se puede proporcionar sombra y reducir la temperatura ambiental, que actúan como barreras naturales contra el calentamiento excesivo y ofrecen lugares frescos para los niños y el profesorado y se proporciona oportunidades para la actividad física y el aprendizaje al aire libre, recuperando la conexión con la naturaleza.
Los espacios naturalizados en las escuelas crean un ambiente tranquilo y relajando que favorece el aprendizaje y ayuda a reducir el estrés relacionado con las temperaturas extremas. La vegetación ayuda también a filtrar y purificar el aire mejorando la calidad del aire en el entorno escolar. Esto es especialmente importante durante las olas de calor, cuando la contaminación atmosférica puede ser más elevada.
Por otro lado, hace falta una buena climatización de los edificios que asegure que las aulas y los espacios comunes estén adecuados para afrontar las temperaturas extremas, implementando soluciones efectivas y sostenibles. Es esencial asegurar una buena circulación del aire a las aulas para garantizar una buena calidad ambiental interior y confort térmico.
Medidas de emergencia
Por último, hay acciones que también pueden ayudar a proteger la salud, aliviar la sensación de malestar y proporcionar un respiro en la comunidad educativa que la investigadora plantea, como, por ejemplo:
- Ajustar los horarios de las clases para evitar las horas de más calor.
- Planificar actividades alternativas en el interior.
- Evitar espacios interiores de la escuela más insolados o la suspensión de las clases durante los periodos de calor extremo.
Estas medidas se plantean como medidas de emergencia, pero no tendrían que ser la norma.
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