Existen diferentes acciones que los educadores y profesionales que trabajamos con adolescentes y jóvenes podemos realizar tanto para detectar como para acompañar una situación de soledad. En la Guia per a la prevenció, detecció i acompanyament d’adolescents i joves en situacions de soledat que elaboramos desde el equipo de investigación LIBERI de la Universidad de Girona para el Ayuntamiento de Barcelona detallamos algunas propuestas.
En primer lugar, debemos tener claro que la soledad está vinculada a las relaciones sociales de la persona y que es una percepción subjetiva de cada uno. Además, existen algunos factores de riesgo y otros factores de protección que debemos conocer para poder detectar situaciones de soledad y proponer soluciones.
En la guía que comentaba anteriormente se dividen las orientaciones, tanto de detección como de acompañamiento, en 4 ámbitos que deberemos analizar cuando queramos detectar una situación de soledad.
El ámbito de la persona joven, que incluye sus proyectos vitales, su estado de salud, su personalidad, sus rutinas y distribución del tiempo, entre otros. El de la red de convivencia, que tiene que ver con el espacio y las relaciones que establece con quienes convive. El tercero, que es el de la red de relaciones cotidianas de proximidad, es decir, relaciones de amistad, relaciones en el ámbito de los estudios y del trabajo, el uso de las redes sociales, las actividades de ocio… Y finalmente, el cuarto ámbito, la dimensión comunitaria, que es muy amplia y abarca espacio público, movilidad, relación con los y las vecinas, los profesionales de juventud con quien se relaciona, etc.
En total, en la guía, hay 25 orientaciones para la detección de situaciones de soledad, y cada una de ellas se concreta en diferentes propuestas de acción. A continuación, os presento algunas de ellas:
- Construir un mapa relacional de las personas adolescentes o jóvenes que creemos que están sufriendo soledad o aislamiento social.
- Poner atención en aquellas personas jóvenes o adolescentes que acumulan factores de riesgo de soledad o que padecen situaciones específicas que pueden aislarlas socialmente (adicciones, víctimas de violencia, vivencia de procesos migratorios, trastornos de salud mental, etc.).
- Conocer la situación familiar y/o de convivencia de aquellas personas que creemos que están sufriendo soledad o aislamiento social.
- Generar espacios de confianza de los que las personas adolescentes y jóvenes puedan sentirse parte y donde puedan ser escuchadas, reconocidas, valoradas.
- Analizar, cuando sea necesario, la relación de las personas adolescentes y jóvenes con las redes sociales y las nuevas tecnologías.
- Activar una estrategia conjunta desde los profesionales y las organizaciones de juventud del territorio para luchar con la soledad (trabajo en red, derivaciones…).