Primeros episodios psicóticos y consumo de tóxicos
La psicosis es un estado mental en la que hay una percepción distorsionada de la realidad. Los síntomas pueden ser ideas delirantes (creerse vigilado o perseguido, por ejemplo), alucinaciones (en forma de voces son las más habituales), desorganización del lenguaje, del pensamiento y la conducta y alteraciones en la motivación, la iniciativa e interés.
Un brote psicótico es la aparición de estos síntomas. Un brote psicótico no es lo mismo que esquizofrenia. Una persona puede sufrir un brote psicótico en un momento de su vida y no volver a padecerlo. Para el diagnóstico de esquizofrenia la persona ha de tener más de un brote y otros síntomas añadidos.
Los síntomas psicóticos son frecuentes en la población general, se ha visto que hasta un 3% de la población pueden experimentarlos a lo largo de su vida (Arango y Crespo-Facorro, 2018).
El primer episodio psicótico suele ser más frecuente en jóvenes, con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años.
Se ha estudiado que antes de un primer episodio pueden aparecer síntomas generales como la disminución de la concentración y de la motivación, estado de ánimo depresivo, problemas del sueño, ansiedad, aislamiento de los demás, suspicacia e irritabilidad, entre otros. Y tras el brote empieza un periodo de recuperación. Uno de los objetivos de los programas de primeros episodios en salud mental es poder detectar más personas en las fases iniciales para mejorar la intervención y el pronóstico.
Varios factores influyen en la aparición de la psicosis. Se conoce que hay personas con una mayor predisposición a desarrollar síntomas psicóticos que otras. Con respecto a los factores que pueden provocar un brote psicótico, uno a los que es más importante prestar atención de cara a la prevención y al tratamiento es el consumo de sustancias.
El consumo de sustancias y la aparición de la psicosis
El consumo de tóxicos es frecuente en nuestro entorno. Según datos del Instituto Nacional de Estadística en población general, las sustancias más consumidas son las legales. En primer lugar, el alcohol (el 77,2% de los encuestados lo ha consumido en el último año;) y en segundo lugar el tabaco (el 39,4% ha fumado tabaco en el último año). El cannabis es la droga ilegal más consumida (10,5% en el último año 2019/2020) seguida de la cocaína polvo y/o base (2,5%). El consumo de drogas se ha relacionado con la aparición o el empeoramiento de síntomas ansiosos o psicóticos, entre otros.
Existen estudios que intentan demostrar la relación entre el inicio del consumo y padecer un brote, así como, al contrario, la posibilidad de mejoría si cesa el consumo.
Las drogas que más frecuentemente se han relacionado con la psicosis son el cannabis, la cocaína, anfetaminas y alucinógenos.
Cuando el trastorno psicótico viene inducido por sustancias se produce en estados de intoxicación (consumo) o abstinencia (abandono del consumo tras un período de dependencia de la sustancia), aunque puede durar varias semanas después al inicio. Es importante diferenciar entre los efectos provocados por el consumo de sustancias o la abstinencia de las mismas y un trastorno psicótico inducido por sustancias. Solo cuando los síntomas sobrepasen los que están asociados habitualmente a los síndromes de intoxicación o abstinencia se podrá hacer un diagnóstico de episodio psicótico.
El uso de drogas se ha relacionado con un inicio precoz de la psicosis y su abuso mantenido conlleva mayor riesgo de peor pronóstico, mayor riesgo de recaídas y, por tanto, mayor riesgo de hospitalizaciones.
El cannabis es un factor de riesgo para las psicosis en personas vulnerables (Arango et al., 2015). La propensión a desarrollar la psicosis con el consumo de cannabis parece estar relacionado con la gravedad de uso y la dependencia.
Los síntomas psicóticos son una de las complicaciones más habituales producidas por el consumo puntual o continuado de cocaína. Las personas que experimentan síntomas psicóticos durante el consumo pueden tener más riesgo de desarrollar psicosis, que los que consumen cocaína y no la experimentan. En personas con predisposición, puede ser un factor que influya en la aparición de un primer brote psicótico. Además, el consumo de cocaína disminuye el efecto del tratamiento y multiplica el riesgo de efectos secundarios y también se ha relacionado con el incumplimiento del tratamiento, lo que supone mayor número de recaídas y mayor gravedad de los síntomas (Roncero et al. 2001).
Los alucinógenos pueden producir alteraciones en la percepción y de la realidad durante su consumo. Al igual que otras drogas, también se han relacionado con la posibilidad de desencadenar un primer episodio psicótico en sujetos vulnerables.
El tratamiento de las personas que presentan síntomas psicóticos y un abuso de sustancias tiene que enfocarse en mejorar los síntomas psiquiátricos y tratar el problema con las drogas. Solo un enfoque de ambos problemas, abierto y multidisciplinario (en la que intervengan varias disciplinas) podrá mejorar la salud física y mental de las personas atendidas.
La información de los riesgos del consumo de drogas y su implicación como posible factor desencadenante de una psicosis debe ser una prioridad para la prevención entre la población de adolescentes y jóvenes.
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