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Sara Fernández. Autora y actriz de la obra de teatro 'El viatge de Paula'.

«Intentar caber en unos estándares que no contemplan la diversidad es muy cruel»

Marta Aragó
Marta Aragó Vendrell
Periodista. Coordinadora de contenido
SOM Salud Mental 360
Sara Fernández

El viatge de Paula es el viaje de una persona a lo largo de su vida, que habla de relaciones personales, familia, miedos, contradicciones, amor… ¿Hasta qué punto es el viaje de Sara?

Es cierto que empezó siendo algo autobiográfico, pero llegó un punto en el que se separó bastante de mí. Primero, por salud mental, porque aunque creo que es importante hablar en primera persona de temas de los que normalmente no se habla, como son los trastornos de la conducta alimentaria, hay mucha exposición. Pero también a nivel dramatúrgico era importante hacer esta separación para que Paula pudiera dar los saltos que necesitaba dar en la obra. Por ejemplo, los padres de Paula no son mis padres, pero sí tengo en común con Paula el hecho de no haber tenido un sistema familiar que apoye y muestre que las emociones son naturales, que están bien y que debemos aprender a gestionarlas. 

Tengo en común con Paula el hecho de llegar a un mundo que no entiendo, en absoluto, como cualquier otro niño, y darme cuenta de que lo que yo siento no encaja, y como no encaja, me pone en peligro, y si me pone en peligro necesito que se me proteja, y si la protección que yo necesito no la recibo por parte de los adultos, porque en ese momento no pueden darla, o porque no saben que la necesito, yo me la busco como niña. En el caso de Paula, ella se esconde en las cajas, y yo me escondía en un armario, literalmente, y me montaba mi mundo, y me imaginaba un mundo diferente. Y era hermoso y en ese momento era adaptativo, pero cuando llegas a ser adulta eso ya no es adaptativo, porque estás en otro lugar. Y allí llega el problema. Llegan las rebeliones contra todos esos límites que en un principio te han dicho que debes seguir, pero una pulsión interna te dice «debe haber otra forma de hacer esto». Y entonces, pasas al lado contrario del péndulo, y de una restricción absoluta, pasas a intentar liberarte. 

¿Qué nos encontraremos si nos embarcamos en este viaje con Paula?

El viatge de Paula es un viaje vital en el que vemos cómo se construye una persona y cómo llega un punto de su vida en el que tiene que decidir si sigue por ahí, sabiendo que va a sobrevivir o directamente a perder la vida, o intenta hacer algo diferente. Es el momento en el que te das cuenta que sobrevivir no es suficiente, y que hay otra manera. En el caso de Paula, es llevar el trastorno de la conducta alimentaria al límite y ver que ya no le queda nada más, y entonces es el momento en el que ella se da permiso para pedir ayuda. Es una obra intensa, porque es vida, con todas sus subidas y bajadas. Hay momentos en los que nos reímos, momentos en los que lloramos, momentos que son como un abrazo… 

En todo este proceso vital siempre planea como una sombra el trastorno por atracones, como una consecuencia de múltiples factores que se van forjando despacio. ¿Cuáles son estos factores desencadenantes?

Cada proceso es diferente y los factores son muy diversos, pero en el caso de Paula y en el mío hay una necesidad de romper límites y de evasión clara, una huida hacia delante, y una necesidad de llenar un vacío muy grande. El no sentirse protegida, el sentirse ultracontrolada, la sensación de no ser suficiente, la sensación de no recibir el amor que necesitas… y muchos otros más. En este caso, para llegar al atracón, la presión estética no está tanto en el momento de darte el atracón, como después, que es cuando llega la culpa, porque comer tanto engorda. No porque te destroce el sistema digestivo, o porque haya una sensación de insuficiencia que es insana completamente, que no es cierta y que es completamente desadaptativa, o porque estés intentando tapar todo aquello que sientes, sino porque eso va a hacer que no encajes en esta sociedad y que no seas valorada. 

¿De qué manera usa Paula o usabas tú la comida?

En mi caso, que yo sea consciente, porque seguramente había más, utilizaba la comida para dos fines: como rebelión, como sensación de libertad, de «se acabó!»; y para poder llenarme de algo que notaba que me faltaba, que en este caso serían los momentos de hambre emocional y de comer compulsivamente –que no llegaba a ser un atracón–, porque en ese momento había algo que yo no estaba gestionando, que normalmente era una emoción. Es cierto que después hay un paso al otro lado del péndulo, que son las restricciones, que son para decirte «yo puedo controlar esto, y si puedo controlar esto, puedo controlarlo todo». Y, además, «voy a conseguir ser como debo ser, como me han dicho que debo ser». 

Utilizaba la comida como rebelión, como sensación de libertad, y para poder llenarme de algo que notaba que me faltaba, que en este caso sería el hambre emocional

¿Con qué intención concebiste esta obra y cómo fue el proceso de creación? ¿Te ayudó también a trabajar y a entender tu relación con el TCA?

Esta obra es lo que yo hubiera necesitado que alguien me dijera en el momento más difícil de mi vida, en el que yo creía que estaba rota. Necesitaba alguien que me dijera que soy más que cualquier trastorno, cualquier error, cualquier cosa que creo que está mal en mí, que soy mucho más que eso. Paula es mucho más que un trastorno de la conducta alimentaria, es una mujer capaz de sobrevivir a cosas duras, de seguir adelante, capaz de seguir soñando y creando, capaz de seguir imaginando. Mi única intención con esta obra es que, si vienes a verla, entiendas que eres mucho más que aquello que estás escondiendo por vergüenza, por dolor, aunque lo manche todo, eres mucho más. Y mereces vivir plenamente. 

Fue un proceso hermoso y un proceso menos fácil en muchos momentos. Tuve la maravillosa suerte de tener a Alejandra Jiménez Cascón en la dirección y en la creación; a Anna Suñer en la producción y en la gestión; a Gala Marjalizo; a Carol Muñoz; a Diana Hermoso; y a Ángela Palacios. Todas ellas crearon una red y, en los momentos más difíciles, cuando petó la dramaturgia, porque no estaba siendo honesta, porque estaba pasando de puntillas el trastorno, porque no estaba respetando y honrando todo mi proceso y el de muchas otras personas, en esos momentos, ellas estuvieron y creyeron en el proceso cuando yo no creía en ello, ellas me animaron a que fuera yo quien interpretara este papel y no otra actriz.

Eres mucho más que aquello que estás escondiendo por vergüenza o por dolor, aunque lo manche todo, y mereces vivir plenamente. 

Otro de los temas que tratas en la obra es el de la cosificación de las personas, las presiones constantes que recibimos sobre nuestra imagen y la no aceptación de la diversidad. ¿Crees que esta es una de las causas que pueden llevar a la insatisfacción personal?

No existe representación de corporalidades diversas. No existe, y un claro ejemplo de esto son los fat suits, los trajes que utilizan los actores para interpretar el papel de una persona gorda. Es decir, necesitan vestir a una persona delgada para que interprete un papel de gordo, cuando existen actores y actrices maravillosos con corporalidades grandes, es decir, gordos, que es una palabra que llena la boca y que es preciosa y que tenemos que hacer nuestra. Pensar en esto me ayudó a ponerme en el escenario y a mostrar ciertas partes en las que estoy semidesnuda, estoy en biquini, o en ropa interior… Y lo disfruto encima del escenario y eso es magia, porque hay personas que cuando sales te dicen cosas como: «Es tan bonito el momento en el que estás en el mar». Pues qué maravilla darte cuenta de que la belleza es mucho más de lo que cabe en una caja, ¿no?

Hay un momento que uno de los personajes de la obra, la Pepica, que es una gran matrona y que es como la gran conciencia, dice literalmente: «Paula, es que no puedes caber en todas esas cajas que te han dicho que tienes que caber. Eres mucho más que una caja, es que eres única, todos somos únicos». Y esto no lo celebramos, y es el gran problema de la sociedad. Intentar caber en unos estándares que no contemplan la diversidad es muy cruel y muy injusto, tanto para hombres como para mujeres. 

¿Por qué crees que todavía hay tantos prejuicios cuando hablamos de trastornos de salud mental?

Yo considero que estos prejuicios existen porque existe un sistema que pretende que todos seamos perfectos siguiendo un listado de cosas. Teniendo en cuenta que existe diversidad ya de por sí en la naturaleza y en los seres humanos, no vamos a poder conseguir llegar a cumplir una lista creada de una forma ideal. Es decir, no me refiero a positiva, sino que viene de unas ideas, ni siquiera de un estudio de la realidad. Empezando por aquí, todos queremos llegar a eso, porque nos han dicho que si llegamos a eso somos válidos y que si somos válidos somos dignos de ser queridos. Todos queremos ser queridos. Yo quiero ser querida. Y entonces es normal que cualquier cosa que huela a «no quepo allí» la escondamos y sintamos que es algo que está mal. 

¿Crees que El viatge de Paula puede ayudar a romper estos prejuicios? 

El teatro es mágico. Cuando tú te sientas en una butaca, y sobre todo en un espacio tan próximo, si la persona que está en el escenario se atreve a vivir esa vida de verdad, a ti te permite ensayar la tuya y te permite llenarla. Y estas cajas del Viatge de Paula y este espacio vacío y este cuerpo permiten a la gente llenar todos los vacíos, llenarlos desde su experiencia. Por lo tanto, viven este viaje conmigo y hacen este aprendizaje en la medida que pueden. 

Lo que está claro es que es una obra dirigida a cualquier persona, porque todos en algún momento nos hemos sentido insuficientes, y hemos tirado de algo que en un momento determinado de la vida era completamente desadaptativo. Hablar del TCA me sirve para que la gente tenga claro que no es una bobada, no es decir «va, es que no tiene fuerza de voluntad y se da un atracón», es para decir «no, esto es serio y es tan serio como esta parte de tu vida que en realidad focalizas allí». En el escenario, con Paula, tenemos la humanidad.

Todos en algún momento nos hemos sentido insuficientes, y hemos tirado de algo que en un momento determinado de la vida era completamente desadaptativo

Después de este viaje, ¿qué le dirías como adulta a la Sara pequeña que inició este periplo vital? 

A la Sara pequeña le diría que todo va a estar bien, y que confíe en ella y en lo que ella siente. Y a la Sara que siendo adulta se atrevió a decir lo dejo todo, tengo necesidad de ser actriz y de contar historias y de comunicarlas, le diría que gracias, porque, a pesar de todo el miedo, lo hizo, y gracias a ella esta historia se ha contado. Y a todas las personas que ahora mismo sientan que no son suficientes o sientan que algo no está funcionando bien o que algo está roto en ellas les diría que valen todas las penas y todas la alegrías del mundo, que se merecen ser queridas, ser respetadas y ser escuchadas tal como son. 

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 9 de Enero de 2023
Última modificación: 30 de Enero de 2024
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Departament de Salut

Sara Fernández es la autora y actriz de la obra teatral El viatge de Paula, un texto inspirado en su propia experiencia que nos habla de la relación de la protagonista con el trastorno por atracones a lo largo de su vida. Este viaje nos ayuda a entender el por qué de la aparición de un TCA en una sociedad que nos obliga a encajar en unos moldes para merecer ser queridos. Nos habla de inseguridad, presión familiar y social, sentimiento de insuficiencia y culpa, pero también de superación para poder abrazar nuestra singularidad y saber que «somos mucho más que lo que escondemos por vergüenza, por dolor». 

Sara ha creado esta obra para sensibilizar sobre los TCA y para mostrar que el trastorno es solo una parte de las personas afectadas, pero también porque ella hubiera necesitado ver una historia como ésta en los momentos más complicados de su vida.