Cuando una persona con trastorno alimentario presenta una mejoría, es el equipo terapéutico el encargado de establecer el tipo de tratamiento que debe seguir, que normalmente irá disminuyendo de intensidad. Por ejemplo, una persona atendida en un hospital de día, si tiene una evolución favorable, podría seguir el tratamiento en consultas externas.

El tiempo de tratamiento siempre depende de la evolución de la persona afectada y es un equipo especializado e interdisciplinar el que realizada las intervenciones dependiendo de los objetivos a trabajar. El alta definitiva es la última fase del proceso de recuperación y se da cuando se ha restablecido el funcionamiento físico, psicológico y social de la persona. Es importante consensuar la estabilidad de la recuperación entre la persona afectada, la familia y el equipo terapéutico. Se recomienda dar el alta definitiva tras estar al menos un año sin síntomas del trastorno, ya que, tras este período, disminuye de forma significativa el riesgo de recaídas.