Llega un nuevo modelo asistencial para el tratamiento de adolescentes con TCA de elevada complejidad

En los últimos años se ha evidenciado un aumento significativo de los casos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), al tiempo que cada vez se diagnostican casos en personas más jóvenes y con un perfil más grave. La Unidad de Alta Complejidad Minerva del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona tiene como objetivo ofrecer un tratamiento intensivo e integral a los casos más graves y complejos de TCA en niñas y adolescentes menores de 18 años que no han podido ser estabilizadas, a pesar de llevar más de un año en tratamiento en hospitalización total o parcial. Con esta iniciativa, se pretende reducir el período de hospitalización de las personas atendidas y desplazar el tratamiento a su entorno natural con el objetivo de incrementar las garantías de éxito y evitar la cronicidad del trastorno.

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De esta forma, la unidad facilita a la persona atendida y a la familia un programa de tratamiento intensivo en el medio natural, de abordaje holístico y basado en la evidencia, que otorga a la familia un papel clave de apoyo, empoderándola y dándole herramientas para hacer frente al trastorno. Se trata de una respuesta innovadora y eficaz a la necesidad asistencial de estas personas que requieren una atención altamente especializada.

Hasta ahora, no existía en el sistema sanitario público ningún dispositivo específico para la atención de los TCA de alta complejidad en niñas o adolescentes.

Aumento de los casos de TCA

Los trastornos de la conducta alimentaria suponen un problema de salud importante. Afectan a entre un 5 y un 8% de la población adolescente y joven. En uno de cada dos casos, el trastorno se manifiesta antes de los 14 años y en un 20-30% evoluciona hacia la cronicidad. De hecho, es el tercer trastorno crónico más frecuente en la población adolescente y se ha convertido en uno de los más prevalentes en los centros de salud mental infanto-juvenil (CSMIJ), al tiempo que también se han incrementado las altas de ingresos de hospitalización de día y hospitalización de agudos.

Los profesionales del ámbito de la salud mental han constatado, además, que, a raíz de la pandemia de la COVID-19, cada vez diagnostican trastornos de la conducta alimentaria en niñas más jóvenes y que, en general, presentan un perfil más grave. Desde 2020, el porcentaje de niñas en edad prepuberal con un TCA que han requerido ingreso ha pasado de un 8 a un 20%.

Equipo multidisciplinar

En este contexto, nace la nueva Unidad Terapéutica TCA de alta complejidad infanto-juvenil, llamada UTTCA-Minerva, que da cobertura a toda Cataluña y que forma parte del Plan de Mejora de Atención a las personas con trastornos de la conducta alimentaria, presentado por el Departament de Salut en 2023.

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Un equipo integrado por una docena de profesionales de diferentes disciplinas -psicología, psiquiatría, nutrición, enfermería, TCAI, educación social, trabajo social, y una docente- evalúa la complejidad de cada caso, realiza un diagnóstico diferencial y diseña el plan de tratamiento.

Un tratamiento intensivo en 4 fases

La nueva unidad ofrece un tratamiento que incluye, como novedad, acciones terapéuticas intensivas en el ámbito familiar y en el entorno natural de la persona atendida. Prevé cuatro fases con un plan de atención terapéutica que va decreciendo de forma progresiva hasta que la persona afectada está vinculada a los dispositivos de TCA de referencia de su territorio.

1. Hospitalización. La persona atendida es ingresada en el hospital. Durante el ingreso, que se prevé que tenga una duración media de 30 días, los equipos profesionales trabajan para conseguir la recuperación de un patrón de alimentación saludable. También se inicia el empoderamiento a la familia a través de la metodología family meal, que consiste en reproducir una comida en familia bajo el acompañamiento del equipo asistencial para guiar las intervenciones y proporcionar herramientas para el mejor manejo nutricional y emocional de la persona afectada. Esta área de hospitalización tiene capacidad para 7 camas.
2. Ingreso de la familia y la persona afectada en un apartamento. En esta segunda fase se incorpora a la familia de forma más intensiva al tratamiento, trasladándose a vivir con la persona atendida en uno de los apartamentos que el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona ha habilitado cerca del centro. Allí, los profesionales continúan el tratamiento -que consiste en terapias de carácter individual y grupal- y empoderan a la familia para que disponga de herramientas que les permitan hacer frente a las situaciones que se dan en la vida cotidiana a consecuencia del trastorno. Este período del tratamiento tiene una duración media de 15 días, aunque se adapta a las necesidades de cada caso.
3. Traslado a domicilio y tratamiento domiciliario intensivo. Cuando los profesionales consideran que la familia y la persona atendida están preparadas para reincorporarse a su vida habitual, vuelven a casa y, a partir de entonces, son los profesionales los que se desplazan periódicamente al domicilio de la misma para continuar el tratamiento. En esta etapa, los profesionales trabajan para favorecer, por un lado, la autonomía de la persona atendida respecto a la alimentación, y por otro, el regreso a la escuela. Este período tiene una duración estimada de 60 días.
4. Vinculación a la Unidad de TCA de referencia. Es la última etapa del tratamiento en la que el equipo de profesionales del Hospital acompaña a la persona con TCA en su derivación a la Unidad de TCA (UTCA) de su zona de referencia. El objetivo es asegurar la continuidad asistencial del proceso terapéutico.

Las cuatro fases del tratamiento tienen en total una duración aproximada de unos 4 meses.

Se trata de un proyecto innovador que ofrece una respuesta terapéutica a la alta complejidad en personas con TCA menores de 18 años. En la Unidad de Alta Complejidad Minerva la familia está en el centro de la acción terapéutica, requiriendo de su implicación y empoderamiento para manejar de forma autónoma los síntomas alimentarios y emocionales en el domicilio. La complejidad requiere de un abordaje holístico que incluya también a los hermanos de las personas atendidas.