El Plan de Recuperación, una herramienta de acompañamiento desde los servicios de salud mental
Resumen
Hablar de recuperación en el ámbito de salud mental es tan sencillo como complejo. Sencillo porque la propia palabra es suficientemente explícita como para entender que, después de una crisis de salud mental, debe haber un proceso, un camino para recuperarse para que la persona pueda desarrollar su proyecto vital. Y, a la vez, es sumamente complejo porque el concepto y el proceso de recuperación tiene muchas implicaciones a todos los niveles, tanto para la persona con el problema de salud mental, como para su entorno más directo y los equipos profesionales. Se trata de un modelo, el de recuperación, que se empezó a reivindicar a principios de los años 90, con el manifiesto de William A. Anthony como referencia y en el que definía la recuperación como la posibilidad de vivir una vida plena a pesar de experimentar sintomatología. Tal y como explican el Dr. Francisco José Eiroa-Orosa e Hilari Andrés Mora en nuestro monográfico sobre la recuperación en salud mental, el uso del término implicaba «al mismo tiempo de un proceso subjetivo e idiosincrático, una propuesta de un nuevo objetivo de las intervenciones en salud mental y una estrategia de transformación de servicios a gran escala».
Desde entonces, la reivindicación de este modelo sigue siendo un eje central a nivel mundial y es uno de los temas principales de la formación de los QualityRights impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El significado de la recuperación puede variar de persona a persona. Para muchas, significa retomar el control de sus vidas e identidades, tener esperanza y vivir una vida con sentido, ya sea a través del trabajo, de las relaciones, de la participación en la comunidad o de todos o algunos de estos aspectos. Según los materiales formativos de la organización internacional, «en este marco, la recuperación no significa “curarse” o “volver a la normalidad”, sino dar o volver a dar una finalidad a la vida, se trata de dar o volver a dar un sentido y empoderarse para vivir una vida autónoma, autodirigida y autodeterminada, a pesar del malestar emocional que la persona pueda haber vivido o viva actualmente. En el marco de los derechos humanos, la recuperación es el derecho a ser incluido y a ser capaz de participar en todas las facetas de la vida (políticas, económicas y sociales) en igualdad de condiciones que el resto de las personas».
El modelo de recuperación implica que la persona piense que ha recuperado el control de su vida y puede tener un papel en la sociedad; que entiende mejor su malestar emocional; que tiene la sensación de ser más independiente; que, a pesar de tener síntomas, convive con ello y lleva una vida satisfactoria y que, aunque siente malestar emocional en la vida, este malestar no es el centro de su vida.
En cualquier caso, se trata de un proceso individual y único en cada persona. Hay algunos aspectos comunes como el definido en el marco CHIME:
- Conexión: la recuperación conecta a las personas. Las relaciones son clave para la vida de todas las personas y es por ello que todas las personas que forman parte del entorno tienen un papel en el acompañamiento de esta persona hacia la recuperación: familia, amistades, profesionales de la salud, grupos de ayuda, compañeros de trabajo, etc. Por otro lado, la persona tiene que poder acceder a las mismas oportunidades y a los mismos servicios y recursos de la comunidad que cualquier otra persona.
- Esperanza: la recuperación pasa por ver el futuro con esperanza y optimismo. Cuando a una persona se le dice que tienen una enfermedad crónica, de por vida, y que debe renunciar a muchas de sus expectativas y actividades, esta persona pierde la esperanza y ello hace que pueda abandonar su camino hacia la recuperación. Diversas investigaciones demuestran que la autoeficacia, la autoestima, el empoderamiento, la espiritualidad, la calidad de vida y el apoyo social contribuyen de manera importante a infundir esperanza.
- Identidad: recuperación significa explorar la identidad personal. La persona tiene que reconectar, reconstruir o redefinir su identidad y superar el estigma personal que puede poner en riesgo su identidad. La identidad es la percepción que una persona tiene de ella misma, como individuo y en relación con los demás y la comunidad donde vive. Este proceso incluye, según la formación de la OMS, reflexionar sobre sus propias experiencias de una manera significativa ellas, también sobre sus experiencias con los servicios de salud mental y el tratamiento que pueden haber recibido.
- El sentido de la vida: la recuperación ayuda a las personas a reconstruir sus vidas y encontrar sentido. El sentido de la vida es diferente para cada persona, pero los sueños y las aspiraciones son clave para la recuperación.
- Empoderamiento: la recuperación es un mensaje positivo que empodera las personas y les permite asumir el control de sus vidas. En este sentido, el control y la capacidad de decidir son fundamentales para la recuperación.
- Asunción de riesgos: la recuperación comporta asumir riesgos. Cualquier persona debe ser libre de asumir riesgos y cometer errores, para poder aprender y crecer a partir de sus experiencias.
Como se apunta en la formación sobre los QualityRights, no hay una buena ni mala de recuperarse. Los diferentes factores pueden tener una importancia diferente para cada persona, así como los factores que pueden obstaculizar o favorecer la recuperación son muy diversos y diferentes para cada persona. Factores que van más allá de las características individuales y que pueden estar vinculados con determinantes sociales y estructurales (género, discriminación, racismo, pobreza, políticas de bienestar, etc.). En este sentido, es necesario tener una mirada muy amplia y no hacer generalizaciones sobre lo que es útil a cada persona.
Acompañar a la persona en su recuperación desde los servicios de salud mental
Un aspecto clave es, a la práctica, cómo son o deberían ser los servicios orientados a la recuperación. Este es el tema que se ha abordado en el tercer training webinar de los QualityRights ofrecido por la OMS y que podréis encontrar en exclusiva en nuestro canal de Youtube. Bajo el título El Plan de recuperación: practica y herramientas, diferentes profesionales de diferentes partes del mundo y personas con experiencia propia en salud mental han compartido su visión y buenas prácticas sobre los aspectos prácticos de este modelo.
Los servicios orientados a la recuperación no son solo servicios en los que el personal se ha formado en el abordaje basado en la recuperación, sino que debe estar recogido en las políticas, programas y organización del servicio: «las personas deberían poder escoger entre diferentes tipos de servicios u otros métodos, formales o informales, de acompañamiento para poder explorar y averiguar qué tipo de servicio o acompañamiento satisface mejor sus necesidades», según la formación en QualityRights.
El plan de recuperación es, en palabras del Dr. Gregory Keane, psiquiatra y estratega en servicios de salud que trabaja en la comunidad en general y en poblaciones de riesgo en primer lugar, y moderador de este webinar, «un documento impulsado por el usuario. Definitivamente no impulsado por el clínico, sino creado e implementado por las propias personas. Y el plan, obviamente, puede cambiar con el tiempo para reflejar el propio viaje de recuperación de la persona y sus preferencias a medida que evolucionan con el tiempo, y las personas pueden desarrollar el plan en consulta con otros si lo desean. Pero lo realmente esencial, lo crucial de todo esto, es que son las propias personas las que deciden lo que quieren incluir o no». Para Keane, el plan de recuperación debe contemplar cinco áreas:
- Un plan para conseguir los objetivos vitales de la persona: sus sueños y objetivos.
- Un plan de bienestar, identificando las rutinas que le ayudan.
- Un plan de gestión de los momentos difíciles.
- Un plan de respuesta a una crisis.
En el webinar se puede conocer la experiencia de la policlínica traumatológica de Modum Bad Noruega, a través de la intervención de Peter McGovern, psiquiatra consultor y de Jan, persona usuaria y miembro de uno de los grupos de recuperación de este centro en 2023. McGovern explica que han estado utilizando el plan de recuperación durante bastantes años, «pero queríamos ponerlo en práctica y convertirlo en una parte central de nuestra oferta de apoyo aquí en la clínica. Lo que hemos hecho es utilizar el plan de recuperación de QualityRights y convertirlo en un programa de grupo». La iniciativa, llamada TORP (Trauma-Orientated Recovery Planning) trata de un grupo en el que nueve personas, junto con dos facilitadores, tienen la oportunidad de crear un plan de recuperación para ellos mismos y compartir la experiencia de crear ese plan de recuperación en un formato de grupo. El programa dura ocho semanas y «rápidamente se convirtió en un método muy popular y la gente lo consideró muy útil y eficaz a la hora de recibir ayuda y apoyo en su proceso de recuperación», según palabras del psiquiatra. Jan completa la explicación con su vivencia, afirmando que, «en las primeras sesiones, me pareció bastante difícil. Era una experiencia nueva, que no se parece a un curso normal, sino que, esta vez, nos lo íbamos a dar a nosotros mismos, pero empecé a verme a mí mismo como un recurso en mi propia vida».
Jacob Shamayarira, fundador de la organización sin ánimo de lucro de Zimbabue Pamumvuri y con experiencia vivida en salud mental, comparte así mismo algunas de las iniciativas que se están llevando a cabo en el país africano orientadas a conocer mejor cómo realizar intervenciones en salud mental, así como la presencia de una red cada vez mayor de personas con experiencias vividas que ayudan a reducir el estigma.
En esta sesión participa, así mismo Oleksii Kostiuchenkov, de la oficina de la OMS en Ucrania, y que comparte cómo se ha ido introduciendo el enfoque de la recuperación y la planificación de la recuperación en los equipos comunitarios de salud mental del país. «Al principio hubo resistencia por parte de los especialistas en salud mental», explica Kostiuchenkov, «sobre todo debido a la incomprensión y a su gran experiencia en otros servicios. En cualquier caso, cambiar la cultura y las actitudes lleva tiempo y no se consigue rápido. Es necesario invertir mucho en el desarrollo de capacidades, formación, supervisión, etc.». Kostiuchenkov pone en valor que este viaje hacia la recuperación «ha provocado un cambio increíble en la mentalidad del sector psiquiátrico. Los especialistas que han pasado por este proceso nunca volverán a ser los mismos de antes. A menudo oímos que no quieren volver a los modelos de servicio con los que trabajaban antes. Ahora colaboran con la persona para su recuperación guiándose por sus deseos, objetivos, sueños y preferencias, en lugar de limitarse a prescribir un plan de tratamiento basado en el espectro de síntomas, como hacían antes». Gracias a las intervenciones de las personas asistentes a este webinar también pueden conocerse otras iniciativas de países como Georgia o Emiratos Árabes Unidos.
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