Trastornos mentales asociados a la adicción a los videojuegos
Resumen
Cuando una adicción se da junto con otro trastorno mental, hablamos de patología dual, muy frecuente en las adicciones comportamentales. Hay estudios, por ejemplo, que dicen que hasta el 86% de los casos de trastorno por videojuegos cumplen criterios para otro diagnóstico de salud mental. Por lo tanto, cuando observamos consecuencias negativas derivadas del sobreuso de las pantallas, siempre hay que evaluar si suponen un diagnóstico en sí mismo, o más bien son un síntoma de un problema de base que, a veces, todavía no se ha diagnosticado. Esto pasa porque ambos trastornos se influyen mutuamente, y lo que puede empezar siendo un simple síntoma al inicio se puede convertir en un diagnóstico por sí mismo.
Para entenderlo mejor, imaginemos el caso de un chico con depresión que empieza a aislarse en casa y deja de hacer todas las actividades que hacía (ir a clase, extraescolares, quedar con amigos...), y en este momento de aislamiento y soledad empieza a jugar más porque es lo único que se ve capaz de hacer (le supone poco esfuerzo, no tiene que enfrentarse a la gente ni dar explicaciones, lo puede hacer desde casa...). Es probable que el tiempo de uso de las pantallas aumente y sea la única actividad que le ayude a escapar de su malestar, generando un bucle de aumento de uso y consecuencias negativas derivadas, que podrían llegar a conformar un trastorno de uso de videojuegos que se suma al trastorno depresivo. En estos casos, a veces el trastorno depresivo ha podido pasar desapercibido y el motivo de consulta puede ser directamente la preocupación por el uso de pantallas; por eso es importante hacer un análisis exhaustivo de los factores relevantes en la adquisición y mantenimiento de la adicción para detectar posibles trastornos comórbidos (trastornos que se dan a la vez).
Esta relación entre trastornos es bidireccional, es decir, cualquiera de los dos se puede dar primero y propiciar el otro. Imaginamos ahora el caso de un chico con un uso tan excesivo de los videojuegos que pierde el interés por aquellas actividades que hacía previamente y empieza a aislarse en casa y pierde el contacto con los amigos que tenía, empeora el rendimiento académico, empieza a faltar en clase y empieza a tener conflictos a casa por este tema. Todas estas consecuencias derivadas del trastorno por videojuegos lo ponen en una situación de elevada vulnerabilidad para tener otro trastorno mental, como por ejemplo una depresión o un trastorno de ansiedad.
Hasta el 86% de los casos de trastorno por videojuegos cumplen criterios para otro diagnóstico de salud mental. La relación entre los trastornos es bidireccional, es decir, cualquiera de los dos se puede dar primero y propiciar el otro.
También hay casos en los que la patología dual se inicia de manera muy paralela, haciendo todavía más difícil el análisis de la situación y el diagnóstico diferencial, puesto que hay vulnerabilidades y factores de riesgo compartidos entre ambos diagnósticos, además de síntomas comunes. Un ejemplo de esto seria cuando hay un estresor vital como puede ser una ruptura con la vida anterior de una persona. Imaginamos un adolescente adaptado a su entorno con ciertas características de personalidad (timidez, tendencia a las rumiaciones, inseguridad...) que se tiene que mudar y tiene que hacer un cambio de hogar, pueblo, escuela, amigos... Esto le podría dejar en una situación de aislamiento y sensación de soledad no deseada que tuviera efectos en su estado de ánimo, pero también en su conducta de juego.
Dada la elevada prevalencia de patología dual y las múltiples interacciones posibles, tanto en la multicausalidad como en la variedad de trastornos comórbidos, es imprescindible hacer una cuidadosa detección y evaluación, porque sabemos que esto condiciona tanto la intervención como el pronóstico de los trastornos.
Comorbilidades más frecuentes en las adicciones comportamentales
Las comorbididades que encontramos de manera más habitual en las adicciones comportamentales son:
- Trastornos afectivos, como la depresión.
- Trastornos de ansiedad (la ansiedad social o escolar es muy frecuente)
- Trastornos de conducta.
- Trastorno por déficit de atención e hiperatividad (TDAH).
- Trastorno del espectro autista (TEA).
Además de darse junto con otros trastornos mentales, las adicciones comportamentales en adolescentes se relacionan también con aspectos como un rendimiento escolar bajo y relaciones familiares problemáticas, y también con otros problemas psicológicos como:
- Insomnio.
- Estrés.
- Hostilidad.
- Autolesiones.
- Déficit en habilidades sociales.
Es importante resaltar que la adolescencia es un periodo clave de desarrollo de las habilidades sociales, y el uso excesivo de pantallas puede generar una disminución de interacciones presenciales, haciendo que los jóvenes acaben siendo menos hábiles socialmente por una carencia de práctica real. Con esto, aumentan sus temores respecto a las relaciones y tienden a evitarlas, y se acaba desarrollando un tipo de «círculo vicioso» en que no se relacionan porque no se sienten seguros y no adquieren seguridad al relacionarse porque no practican. La soledad es un factor clave para las adicciones comportamentales y para la mayoría de trastornos asociados, por lo cual es conveniente tenerla en cuenta tanto en la detección del trastorno como en la prevención y el tratamiento, y garantizar herramientas para mejorar las habilidades sociales y oportunidades para desarrollarlas.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.