Hacia una infancia libre de violencia

Resumen
La violencia contra la infancia y la adolescencia sigue siendo una grave problemática que afecta a miles de niños, niñas y adolescentes (NNA) en todo el mundo. Como define la Organización Mundial de la Salud (OMS), cualquier forma de maltrato físico, psicológico o sexual que comprometa la salud, el desarrollo o la dignidad de un niño supone un ataque a sus derechos fundamentales.
Es por ello que la aprobación de la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia ante la Violencia (LOPIVI), en el año 2021, ha marcado un antes y un después en el compromiso de España para proteger la infancia. Esta legislación pionera introduce un nuevo paradigma basado en la prevención y la promoción de entornos seguros y protectores.
La LOPIVI: Un cambio de paradigma necesario
La LOPIVI establece un enfoque integral para abordar todas las formas de violencia contra la infancia y la adolescencia, no sólo reaccionando ante los casos, sino apostando por la prevención y la sensibilización. Esto implica cambios estructurales en el ámbito estatal, autonómico y local, con el objetivo de construir entornos que no sólo eviten el maltrato, sino que promuevan el buen trato.
Según datos recientes, entre 2019 y 2022 el número de víctimas de abusos y agresiones sexuales en Cataluña se incrementó un 22,5%, llegando a las 1.460 víctimas. Si se analiza la década 2014-2024, el incremento de víctimas de violencia sexual ha sido del 154,3%, según datos de la Sindicatura de Greuges de Cataluña. Estas cifras alarmantes evidencian la necesidad de implementar políticas preventivas eficaces, pero también de ofrecer servicios de respuesta adecuados para las víctimas.
Los retos pendientes: Implementación y cambio cultural
Desde la aprobación de la LOPIVI, se han dado pasos importantes, como el despliegue del modelo Barnahus en Cataluña, un servicio integral de atención a niños y adolescentes víctimas de violencia sexual. Desde 2020, se han abierto 13 centros Barnahus, que ya han atendido 1.715 casos, según datos del Gobierno de Cataluña.
A pesar de estos avances, la implementación completa de la ley todavía tiene retos significativos:
- Garantizar que todos los espacios donde conviven niños, niñas y adolescentes sean seguros y promotores de buen trato.
- Dotar los equipos profesionales de recursos suficientes y de formación específica para proteger los derechos e intereses de la infancia.
- Establecer mecanismos de denuncia accesibles y ágiles, así como protocolos eficaces de intervención ante posibles situaciones de violencia.
- Exigir el cumplimiento de las obligaciones legales por parte de todas las instituciones y establecer mecanismos de seguimiento y responsabilidades.
Construir entornos seguros y de buen trato
Uno de los pilares de la LOPIVI es la creación de espacios de buen trato para la infancia y la adolescencia, una tarea colectiva que implica todos los ámbitos de convivencia. El primer paso es asegurar que los centros educativos desarrollen políticas de protección y planes de implementación de manera coordinada, contando con la participación activa de familias, niños y adolescentes.
Sin embargo, la creación de entornos seguros no puede limitarse a las escuelas. Debe extenderse a otros espacios sociales y comunitarios, garantizando una colaboración transversal entre servicios sociales, sanitarios, sistema judicial, fuerzas de seguridad, familias y entidades de ocio. Sólo así podremos avanzar hacia una cultura de buen trato que impregne todos los espacios de convivencia de niños, niñas y adolescentes.
La prevención como herramienta clave
La principal herramienta para erradicar la violencia sexual y otras formas de maltrato es la prevención. Esto incluye acciones como:
Promover la educación afectivo-sexual desde las primeras etapas educativas, ofreciendo herramientas para detectar y afrontar posibles situaciones de violencia.
Sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de proteger la infancia y combatir el estigma que sufren las víctimas de violencia.
Garantizar que todas las instituciones competentes dispongan de servicios de respuesta, apoyo y reparación del daño adecuados. Las personas profesionales de estas instituciones deben contar con la formación necesaria para proteger los derechos de la infancia y la adolescencia.
Participación infantil: Escuchar para proteger
Uno de los elementos centrales para avanzar en la protección de la infancia es dar voz a los niños y adolescentes. La participación activa no sólo permite detectar precozmente situaciones de violencia, sino que también ayuda a mejorar las políticas de protección. Esta perspectiva pone en valor la importancia de crear espacios de diálogo donde la infancia y la adolescencia pueda expresarse libremente y sentirse escuchada.
Hacia un futuro de protección y buen trato
La LOPIVI nos propone un cambio cultural profundo que va más allá de la legislación: construir una sociedad que sitúe el bienestar de la infancia y la adolescencia como una prioridad. Para conseguirlo, hay que garantizar la implicación de todos los agentes implicados, desde las instituciones hasta las familias y los propios niños.
Desde la Plataforma de Infancia de Cataluña (PINCat), ponemos de relieve la importancia del cumplimiento efectivo de las obligaciones legales en materia de protección a la infancia, de dotar de recursos suficientes a los equipos profesionales para hacer frente al incremento de casos de violencia, de promover una educación basada en el buen trato y la prevención, de establecer mecanismos de denuncia Es clave en la construcción de una sociedad más segura y justa, y desarrollar servicios de respuesta, apoyo y reparación del daño adecuados para toda la infancia víctima de violencia.
El camino hacia una infancia libre de violencia es una responsabilidad que tenemos como sociedad. Es necesaria la implicación de todos los agentes para avanzar hacia un futuro donde cada niño tenga garantizado el derecho a crecer en un entorno basado en el respeto, buen trato y seguridad.
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