La cetosis es un mecanismo metabólico para obtener energía. Normalmente, el organismo tiene como fuente preferente de energía los hidratos de carbono (azúcares). La cetosis se pone en marcha cuando las reservas de glucosa se agotan, es decir, cuando el cuerpo ha quemado los azúcares disponibles, pasa a utilizar las reservas de grasa. De la quema de las grasas resultan los cuerpos cetónicos. 

En si, la cetosis no es diagnóstica de ninguna condición concreta, pero si aparece, hay que buscar la causa. El ayuno, el ejercicio excesivo, la fiebre o los vómitos reiterados pueden producir cuerpos cetónicos, pero también la diabetes, las enfermedades de tiroides, ciertos medicamentos y la ingesta de alcohol pueden ser facilitadores. 

Ahora bien, algunas dietas como la keto o cetogénica (de aquí su nombre) o las basadas en ayunos prolongados también pueden producir cetosis. Es imprudente seguir estas dietas con el fin de adelgazar, porque pueden ser la entrada a un trastorno alimentario. La recomendación, excepto en determinados casos, es seguir una dieta mediterránea, variada y que contemple el consumo continuado de frutas y vegetales como base de la pirámide nutricional, incluyendo hidratos de carbono, grasas y proteínas en proporciones equilibradas.