Debemos tener mucha paciencia y ser muy comprensivos. Hay que entender que la persona que tiene un trastorno de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia no se niega de una manera realmente voluntaria a recibir ayuda, sino que la enfermedad «la secuestra» y altera la capacidad de ser consciente de los costes del trastorno y la necesidad de tratamiento.

Si la persona está en una situación física muy grave, que pose en riesgo su vida, o amenaza de hacerse daño o suicidarse, se debe valorar la posibilidad de hacer un ingreso involuntario. Si ese no es el caso, lo que deberemos hacer es:

• Recordar que la persona está dominada por el trastorno y que tiene dificultades para ser consciente de su situación.
• Ser pacientes y entender que ayudar a la persona a tomar conciencia de lo que le pasa lleva un tiempo.
• Evitar presionarla, juzgarla o hacer comentarios que puedan hacer que se sienta culpable.
• Evitar hacer comentarios sobre lo que come o deja de comer, lo que pesa, lo que ha adelgazado o engordado, etc.
• Intentar conectar con la parte más emocional y animar a la persona que comparta cómo se siente, qué le preocupa, sus miedos, sus angustias... Es a partir de aquí que podremos ayudarla a tomar conciencia.
• Recordarle que la decisión de recibir ayuda y recuperar el control de su vida es suya.
• Expresarle que siempre tendrá vuestro apoyo y afecto y que formaréis equipo juntos para superar el TCA.
• Ser sinceros con vuestras emociones y sentimientos y expresárselo de un modo respetuoso y sereno