Algunos comportamientos nos pueden hacer sospechar que hay un trastorno de la conducta alimentaria:

• Dieta persistente aunque la persona esté muy delgada.
• Cambio de hábitos alimenticios (volverse vegetariano o vegano, rechazar aliños y salsas).
• Creciente interés por cocinar, por la ropa y las modas.
• Desaparición después de las comidas y encierros en el baño.
• Tendencia a ocultar ciertas partes del cuerpo con la ropa.
• Compra y consumo de productos para adelgazar.
• Rituales extraños con la comida, como trocearla mucho, esparcirla en el plato, absorber el aceite con la servilleta...
• Práctica de ejercicio físico excesivo.
• Obsesión por pesarse continuamente.
• Aislamiento social.