¿Qué significa la recuperación para las personas implicadas?
Resumen
El concepto de recuperación en salud mental ha evolucionado de una visión clínica centrada en la remisión de síntomas hacia una definición más holística que implica la autonomía, inclusión social y un proceso personalizado y continuo. El movimiento de Recuperación, iniciado por personas usuarias de servicios de salud mental, enfatiza la participación activa y el empoderamiento de las personas en su tratamiento. Un estudio exploratorio cualitativo identificó la superación de la desesperanza, el entorno seguro, la autonomía, el apoyo social y la aceptación del diagnóstico como factores clave en el proceso de recuperación personal. A pesar de la influencia positiva de redes de apoyo sólidas y un trato digno en el sistema sanitario, el estigma y la discriminación siguen siendo importantes barreras. Se reconoce que el sistema de atención en salud mental debe fomentar la colaboración y mejorar el acceso a recursos para apoyar la integración en la sociedad y el ámbito laboral de las personas en recuperación.
A lo largo de los años, el concepto de recuperación en salud mental ha sido abordado desde diversas perspectivas. Desde una óptica clínica, se entiende como una mejoría en la sintomatología y el funcionamiento social, haciendo hincapié en la adherencia sostenida a un tratamiento farmacológico (Bellack, 2006; Nasrallah et al., 2005) y buscando la «cura» o el retorno a la «normalidad» (Resnick et al., 2004). No obstante, esta concepción, vinculada al modelo biomédico, tiende a considerar a las personas usuarias como sujetos pasivos dentro del sistema de salud mental (Slade, 2010), lo que representa una limitación fundamental.
El movimiento de Recuperación surge como respuesta a las críticas de las personas usuarias hacia los servicios de salud mental, percibidos como desprovistos de esperanza, generadores de estigma y promotores de dependencia (Bellack, 2006). Iniciado a finales de los años 70 por el movimiento de consumidores de salud mental en Estados Unidos, se convirtió en un movimiento social que integra las voces y experiencias de las personas usuarias, sus familias y los profesionales (Davidson, 2016). Al abogar por la participación activa y la autonomía de las personas usuarias en su tratamiento, este paradigma marcó un cambio en el enfoque de los problemas de salud mental (Anthony, 1993; Storm y Edwards, 2013).
Desde esta nueva perspectiva, la recuperación se redefine como un proceso personal, continuo y no lineal, que va más allá de la remisión de la sintomatología clínica. Implica que la persona sea la protagonista, estableciendo relaciones de apoyo mutuo y reconstruyendo identidades desde el empoderamiento y la toma de control de su vida (Ellison et al., 2018; Leamy et al., 2011; Slade et al., 2012; Tan et al., 2014). Estos hallazgos enfatizan la importancia de comprender la experiencia individual de la recuperación, evitando definiciones universales y fomentando una comprensión empática de las necesidades individuales (Anthony, 1993).
La recuperación se define como un proceso de desarrollo personal y social, destacando su carácter continuo y gradual en diferentes áreas de la vida (Anthony, 1993; Davidson, 2016). Aunque algunas personas usuarias mantienen una visión clínica centrada en la «curación» basada en la eliminación de la sintomatología a través de tratamientos psicofarmacológicos o psicoterapéuticos, otras la conciben en términos de funcionamiento efectivo a nivel personal, familiar y social (Jose et al., 2015). Por otro lado, Dell y colaboradores (2021) identificaron cinco temas interrelacionados que abordan la Recuperación desde una perspectiva más amplia. Estos incluyen:
- La superación de la desesperanza y la construcción de una autoimagen positiva
- La creación de un entorno seguro
- La autonomía y responsabilidad personal
- El apoyo social
- La aceptación de la condición de persona diagnosticada con herramientas para gestionar el malestar psíquico.
Estos temas proporcionan una comprensión más holística de los factores que influyen en el proceso de recuperación.
Es así como, para establecer una visión unificada de la Recuperación, es esencial considerarla como un proceso personal e individualizado que evoluciona con el tiempo y a través de múltiples vías. Los relatos en primera persona enfatizan la individualización de estos procesos, donde las personas son agentes activos del cambio en sus vidas (Gagne et al., 2007). Aspectos como el autocuidado, la participación en el tratamiento, el apoyo entre iguales y la creación de un proyecto de vida influyen en este proceso (Leamy et al., 2011; Rosillo Herrero et al., 2013).
Sin embargo, la discriminación y el estigma en el contexto sanitario obstaculizan la recuperación. Desde el movimiento de Recuperación, se aboga por relaciones colaborativas y horizontales entre personas usuarias y profesionales, marcadas por el respeto y la confianza, lo que puede favorecer el proceso de recuperación (Rosillo Herrero et al., 2013).
En definitiva, es importante garantizar un acceso equitativo a recursos y oportunidades para las personas en proceso de recuperación de problemas graves de salud mental, así como brindar el apoyo necesario para desarrollar habilidades que les permitan integrarse plenamente en la sociedad y en el ámbito laboral (Rowe y Davidson, 2016). Esto requiere la colaboración de los profesionales del sistema de salud mental, implementando estrategias que identifiquen las fortalezas y habilidades de las personas usuarias durante el proceso de recuperación (Gagne et al., 2007).
Estudio sobre el significado de la recuperación desde la experiencia personal
Con el objetivo de analizar las diversas perspectivas subjetivas sobre la recuperación en salud mental expresadas por personas usuarias, sus familiares y los profesionales implicados en sus cuidados, y su relación con la literatura científica consultada, llevamos a cabo un estudio exploratorio, empleando un enfoque cualitativo para analizar las definiciones subjetivas de la recuperación según la experiencia de personas usuarias, profesionales y familiares en el ámbito de la salud mental. Se utilizó la técnica de cuestionarios aplicados a estos grupos dentro del marco del monográfico sobre recuperación en salud mental de SOM Salud mental 360º (Eiroa-Orosa y Andrés Mora, 2021). Las preguntas fueron abiertas para explorar los conocimientos y significados atribuidos a ciertos conceptos desde la experiencia personal.
En el estudio participaron 66 personas mayores de edad que incluían personas usuarias o ex-usuarias, sus familiares y profesionales de los servicios de salud mental. Se buscó determinar cómo conceptualizan la recuperación e identifican los factores que influyen en el proceso de recuperación, además se exploró si el sistema de atención en salud mental y la sociedad en general contribuyen al proceso de recuperación de quienes enfrentan problemas de salud mental.
La percepción personal vs. La literatura
Definición de recuperación
En cuanto a la definición de recuperación, se identificaron dos enfoques principales: la recuperación clínica y la recuperación personal. La recuperación clínica se refiere a la reducción de síntomas y el retorno a la «normalidad». Se centra en parámetros biomédicos, buscando reducir y controlar los síntomas para retornar a un estado de «normalidad» o «curación» (Bellack, 2006; Nasrallah et al., 2005; Resnick et al., 2004). Mientras que la recuperación personal implica la inclusión social, la autonomía y la construcción de un proyecto de vida. Los individuos inician un proceso que parte de la aceptación y comprensión del diagnóstico, empoderándose en el camino (Anthony, 1993; Dell et al., 2021; Ellison et al., 2018; Leamy et al., 2011).
Los factores que la facilitan
Con relación a los factores que facilitan la recuperación, se encontró, en línea con la literatura previa (Dell et al., 2021; Gagne et al., 2007; Rosillo Herrero et al., 2013), que una red de apoyo sólida y la calidad del trato recibido en los servicios de salud mental, así como la lucha contra el estigma, ejercen una influencia determinante en el proceso de recuperación. La influencia positiva de una red de apoyo sólida, que incluye familiares y amigos, brindan consuelo, estabilidad emocional y motivación en el proceso de recuperación (Gagne et al., 2007). Además, la construcción de relaciones terapéuticas basadas en la confianza y el apoyo entre la persona usuaria y el profesional, con un trato horizontal y empático, desempeña un papel esencial en el proceso de recuperación (Rosillo Herrero et al., 2013). La presencia de buenos profesionales en el servicio de salud mental, el aprendizaje de estrategias personales, la autonomía, la inclusión social y laboral, y la aceptación y conciencia de los problemas de salud mental también fueron identificados como elementos clave para la recuperación.
La promoción de la autonomía y el aprendizaje de estrategias personales son elementos cruciales para la recuperación. Aquellas personas que desarrollan habilidades de afrontamiento y autorregulación tienen más probabilidades de mantener la estabilidad y el bienestar a largo plazo (Davidson, 2016), permitiéndoles ser participantes activos en su proceso de recuperación (Leamy et al., 2011).
Además, la inclusión social y laboral emerge como un pilar fundamental en la recuperación, donde tener un empleo significativo, un hogar y una red social sólida contribuyen al sentido de identidad y propósito, respaldado por la literatura (Dell et al., 2021; Rowe y Davidson, 2016).
Con respecto al sistema sanitario, este desempeña un papel crítico en el camino hacia la recuperación, y la literatura relacionada con el movimiento de recuperación ha examinado críticamente las limitaciones y mejoras necesarias en este ámbito. Se ha resaltado la importancia de adoptar un enfoque centrado en la persona y fomentar la colaboración estrecha entre profesionales de la salud mental y las personas usuarias. Asimismo, se ha enfatizado en asegurar un acceso equitativo a servicios de alta calidad que puedan satisfacer las necesidades individuales y contribuir a la recuperación (Anthony, 1993; Rosillo Herrero et al., 2013; Slade, 2010). En general, los participantes valoraban positivamente la importancia de contar con buenos profesionales y un sistema que promueva la recuperación. Sin embargo, también se mencionaron aspectos negativos, como la falta de recursos y la falta de coordinación entre los diferentes servicios de salud mental.
Barreras para la recuperación
El estigma fue mencionado como una barrera significativa, ya que puede llevar al aislamiento social y dificultar el acceso a recursos sociales. Se destacaron la falta de aceptación y conciencia de problema, así como la falta de acceso a información sobre los problemas de salud mental, como obstáculos para la recuperación.
El estigma en torno a la salud mental representa un obstáculo significativo en el proceso de recuperación, siendo crucial combatirlo (Rosillo Herrero et al., 2013). El estigma puede afectar negativamente la autoestima y la confianza de las personas que enfrentan problemas de salud mental. Además, el aislamiento social es otro desafío importante, y el movimiento de recuperación trabaja activamente para contrarrestarlo promoviendo la participación en la comunidad y la creación de conexiones significativas a través de grupos de apoyo y entre iguales, estrategias que han demostrado ser efectivas (Anthony, 1993; Davidson, 2016).
Finalmente, es importante señalar la principal limitación de este estudio, que reside en la incapacidad de generalizar los resultados obtenidos de una muestra reducida y no totalmente representativa. A pesar del amplio período de recopilación de respuestas, los datos no cubrieron suficientes perspectivas para alcanzar saturación teórica, condición del análisis cualitativo para considerar que se han explorado todos los aspectos relevantes (Morse, 1995). Esto destaca la necesidad de realizar futuras investigaciones en la misma línea, que podrían abordar esta limitación mediante la ampliación del alcance a través de encuestas poblacionales o la realización de múltiples grupos focales para obtener una mayor diversidad de narrativas personales sobre la recuperación.
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