TCA, la otra pandemia
El número de personas afectadas por un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) ha aumentado durante las últimas décadas, agudizándose con la pandemia de la COVID-19.
En los últimos años ha pasado de ser una epidemia de baja intensidad en los países desarrollados a una pandemia de mayor intensidad y que puede afectar a todo el ciclo vital, desde la infancia hasta la vejez. (Morandé et al, 2014).
Existen numerosos mitos erróneos sobre los trastornos de conducta alimentaria, las personas que lo padecen y sus familias.
En 2014, durante una conferencia en el Instituto Nacional de Salud Pública, la Dra. Cynthia Bulik expuso lo que llamó las nueve verdades del TCA que clarifican la realidad de estos trastornos (Bulik, 2014):
- Muchas personas con trastorno de la conducta alimentaria se ven aparentemente saludables, pero pueden estar extremadamente enfermas.
- Las familias no son culpables y pueden ser las mejores aliadas de pacientes y profesionales durante el tratamiento.
- Un diagnóstico de TCA es una crisis de salud que interrumpe el funcionamiento personal y familiar.
- El trastorno de la conducta alimentaria no es una elección sino enfermedades mentales muy serias con una base biológica.
- Los TCA afectan a personas de todas las edades, sexos, razas, etnias, orientaciones sexuales y estatus socio-económico.
- Los TCA tiene un alto riesgo de suicidio y de complicaciones físicas y médicas.
- Tanto los genes como el ambiente tienen un importante papel en el desarrollo del trastorno de la conducta alimentaria.
- Los genes, únicamente, no predicen si se desarrollará un TCA.
- La recuperación total en los TCA es posible.
Los TCA son un grupo de enfermedades de salud mental que se manifiestan con complicaciones médicas, psiquiátricas y familiares que condicionan su evolución (Morandé, 2014).
Las personas que lo padecen tienen un intenso sufrimiento que afecta a todas las áreas de su vida y puede prolongarse durante varios años, permanecer de forma crónica o recuperarse. Muchas veces se sienten incomprendidas por su entorno familiar, social o escolar ya que se trata de una enfermedad difícil de entender para el que no la padece.
A veces, los familiares, amistades o parejas no saben cómo reaccionar ante diferentes situaciones donde pueden sentirse sobrepasados. La comunicación entre las personas afectadas y su entorno suele estar muy influida por la diferente percepción de la comida, del peso o de las conductas que realizan para reducir su malestar.
Uno de los primeros objetivos a trabajar en la terapia es la adquisición de la conciencia de enfermedad. Poder reconocer y aceptar que tiene un TCA o la gravedad de su estado suele ser un reto importante para las personas que lo padecen.
El siguiente reto será conseguir la motivación para el cambio, es decir, estar dispuesto a modificar aquellos pensamientos, sentimientos ambivalentes o conductas que les invaden generando malestar y manteniéndoles en el trastorno.
Vale la pena luchar para dejar que salga la parte sana que todavía hay en su interior y recuperar la salud para poder disfrutar de la alegría de vivir.
Los familiares deben ser pacientes para acompañarles en el proceso de recuperación. Es importante contar con la ayuda de profesionales especializados en los TCA.
Si tienes pensamientos suicidas, pide ayuda:
También puedes comunicarte con los servicios de emergencia locales de tu zona de residencia.
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024
Línea de atención a la conducta suicida -
061
Salut Respon -
900 925 555
Teléfono de prevención del suicidio de Barcelona