Las personas con TCA suelen tener mayor disfunción sexual (más problemas), menor satisfacción sexual (menor placer) y menor autoestima sexual (menor seguridad en sí mismas).

Los síntomas del TCA son un intento de solución para manejar dificultades psicológicas. Es decir, cuando es difícil poner palabras sobre lo que sientes, el cuerpo habla. Y la sexualidad es también un lenguaje corporal. En el sexo también se extiende la baja autoestima que tienen estas personas hacia el cuerpo, al que se le auto agrede, o bien prohibiéndolo de esta actividad o bien utilizándolo como un objeto, dando al cuerpo un uso dañino para la persona que habita en él.

Además, el sexo en personas con TCA conlleva la gran dificultad de establecer cercanía con otros (es decir, para relacionarse) donde se reactivan sentimientos de culpa y vergüenza al sentir que el cuerpo es utilizado como un objeto. El TCA en sí puede llevar al aislamiento, y en gran parte de la actividad sexual se necesita a un otro, por lo que esas dificultades relacionales se ponen de nuevo en juego.