Tengo un trastorno psicótico: ¿qué le digo a mi hijo o hija?
Habitualmente, queremos proteger a las personas que amamos del sufrimiento, y eso hace que pensemos que esconderles un problema o no hablar de ello es lo mejor que podemos hacer. Por eso, en muchas ocasiones, ante un problema de salud mental, consideramos que es mejor no contárselo a nuestros hijos o hijas, pero esto puede ser un error. Los hijos e hijas forman parte de nuestra vida y saber que tienes un problema de salud mental les puede ayudar a entender ciertos comportamientos o situaciones que han vivido o que vivirán en un futuro, a normalizar conductas y a reducir el impacto que puede tener en su bienestar emocional. Además, saber que están al caso, hará que estés también más tranquilo o tranquila, puedas hablar sobre cosas que te preocupan o pedir ayuda, si lo necesitas.
Cuando aparece una enfermedad o un trastorno de salud mental, es muy complicado que los más pequeños no sientan algo sobre lo que está pasando y, si no reciben una explicación, acaban accediendo a información parcial y se puede formar una idea distorsionada sobre la situación. Por tanto, si no les informamos adecuadamente, pueden tener ideas erróneas sobre el trastorno que repercutan negativamente en su estado anímico, como creer que ellos pueden ser la causa, que pueden desarrollar el mismo trastorno, que sus padres pueden ser peligrosos o que no existe ningún tratamiento, entre otras. Es importante que les expliques qué te ocurre y algunos aspectos del trastorno con un lenguaje comprensible para los pequeños y los adolescentes, según su edad biológica.
Saber que tienes un problema de salud mental les puede ayudar a entender determinados comportamientos o situaciones que han vivido o que van a vivir en un futuro y a reducir el impacto que puede tener en su bienestar emocional.
Hay que tener presente que entre los 6 y los 11 años los niños y niñas tienen dificultades para diferenciar un trastorno de salud mental de una enfermedad física, y suelen atribuir inicialmente su causa a agentes infecciosos. Esto es relevante, ya que les lleva a creer que el trastorno mental se «contagia», lo que explica, en parte, uno de los mayores miedos de los niños, que es el de desarrollar el mismo trastorno. A los 9 años, localizan «la enfermedad» en el cerebro o en la cabeza. Por tanto, antes de los 9 años, es más importante centrarnos en los síntomas y en las implicaciones que pueden tener en el día a día y explicarles algunas de las situaciones que pueden pasar y qué pueden hacer cuando pasen, que no explicarles el trastorno en sí y sus causas, ya que no podrán entenderlo del todo.
Es entre los 11 y los 17 años, es decir, en la preadolescencia y la adolescencia, cuando tienen la capacidad de poder entender que determinados factores como el estrés, la genética y las malas experiencias en la infancia pueden estar relacionados con el desarrollo de un trastorno mental. En esta edad ya son capaces de entender la importancia de los procesos psicológicos y qué cosas pueden ayudar a estar mejor y cuáles no.
¿Qué miedos y emociones pueden tener los niños y niñas en relación con el trastorno de salud mental?
- Tener miedo a desarrollar el trastorno mental, ya que no conocen sus causas.
- Sentirse estigmatizados y tener miedo a que los compañeros y compañeras les dejen de lado en la escuela porque tienen un progenitor con un trastorno de salud mental.
- Tener miedo a que llegue un momento en que no puedan disfrutar de la compañía de su padre o de su madre.
- Sentir culpa, por si son los causantes del trastorno.
- Sentirse contrariados, ya que a veces perciben que deben tener roles opuestos: en la escuela actuan como niños y en casa se les exige comportarse como si fueran más mayores.
- Tener miedo de que si las personas cercanas no cuidan de la madre o el padre, pueda empeorar o, incluso, morir.
¿Qué puede ayudar a los niños a afrontar y entender la situación?
Hay algunos aspectos que pueden ayudar a los niños y niñas a la hora de afrontar mejor las diferentes situaciones que se pueden dar derivadas del trastorno, como por ejemplo un momento de descompensación:
- Entender lo que está pasando de forma clara y comprensible, teniendo en cuenta las señales que ellos han detectado.
- Saber que no tienen la culpa.
- Continuar sus rutinas, como las actividades escolares y extraescolares. Socializar con otros niños o adolescentes es bueno para ellos y les mantendrá distraídos.
- Saber quién les cuidará si el padre o la madre no pueden, y saber también cómo mantendrán el contacto con ellos.
- Tener a un adulto con quien confíen para poder hablar de sus sentimientos y sus miedos.
- Poder expresar lo que sienten y compartir los sentimientos.
- Acceder a otros apoyos sociales y participar en actividades de la comunidad, como espacios donde compartir experiencias con otros jóvenes con situaciones similares.
Hablar con los niños y adolescentes sobre lo que te ocurre les ayudará a aliviar los miedos y las ansiedades y evitará que llenen los vacíos con información incorrecta.
Cuando quieras hablar con tu hijo o hija, hay profesionales que pueden ayudarte. Es importante que antes de tener esta conversación te prepares y te preguntes cuáles son las cosas que quieres comunicar, para que no haya mensajes contradictorios y, al mismo tiempo, te sientas con más seguridad. Incluso los niños y niñas más pequeños pueden entender lo que está pasando, con frases como «mamá o papá no está bien y está recibiendo ayuda para mejorar, y tú no has hecho nada mal».
Seguramente, tendrá preguntas; si no es así, anímale a hacerlo o a plantear inquietudes cuando quiera. Es importante que seas honesto sobre lo que sabes y lo que no sabes. No esperes a tener todas las respuestas, pero estar preparado ayuda. En caso de no tener una respuesta clara, pide información al equipo profesional sanitario, para poder darle una respuesta lo antes posible. Es probable que tenga preguntas distintas a medida que se vaya haciendo mayor o si cambian las circunstancias. Algunas de las preguntas que puede hacerse son:
- ¿Por qué la madre/padre actúa como lo hace?
- ¿Por qué llora, duerme mucho, no escucha...(entre otros)?
- ¿Qué es un trastorno mental?
- ¿Qué lo provoca?
- ¿Quién puede ayudarles?
- ¿Qué puedo decir?
Entonces, si tienes un trastorno mental, te aconsejamos que hagas partícipes a tus hijos e hijas, en mayor o menor grado, en función de la edad y de sus necesidades. Y no debes hacerlo en solitario, puedes pedir ayuda a tu equipo asistencial.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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