Migración y suicidio
Recientemente, ha surgido en todo el mundo una creciente necesidad de mejorar nuestro conocimiento sobre los problemas de salud mental entre las personas migrantes y las minorías étnicas.
El proceso de migración es un fenómeno complejo que implica dejar un «modelo de vida» y de identidad para incorporar otro «nuevo». Psicológicamente, supone un cambio vital. Es un acto que involucra a las personas que migran, a sus familiares y a la sociedad receptora.
La migración no es una causa para desarrollar un trastorno mental, ya que el sujeto está capacitado, por su propia evolución, para afrontar esta situación, pero sí es un factor de riesgo para la salud mental cuando la persona no está sana o tiene alguna discapacidad o cuando el medio de acogida es hostil.
Las personas migrantes pueden tener mayor riesgo de comportamiento suicida en comparación con la población general, así como de muerte por suicidio.
Las personas migrantes, a menudo, experimentan traumas físicos y emocionales, incluso pueden haber sido víctimas de tortura. Esto puede generar trastornos mentales como el de estrés postraumático (TEPT), trastornos del estado de ánimo y de ansiedad o trastornos psicóticos. Incluso diferentes estudios sugieren que la migración podría considerarse un factor de riesgo único para los trastornos de salud mental graves, como la esquizofrenia.
Las investigaciones muestran que las personas migrantes en la región europea tienen depresión y ansiedad en mayor prevalencia que la población autóctona. Entre un 9 y un 26 % experimentan trastorno de estrés postraumático, comórbido con depresión en hasta un 40 % de las personas refugiadas.
En relación al suicidio, estudios recientes han demostrado que las personas migrantes y las minorías étnicas pueden tener mayor riesgo de comportamiento suicida en comparación con la población general, así como de muerte por suicidio. Y los infantes y adolescentes presentan tasas más altas de trastornos mentales, mayor riesgo de episodios psicóticos y más intentos de suicidio que la población autóctona.
Migración, género y suicidio
Respecto al género, sabemos que a nivel mundial el número de suicidios en hombres es más elevado que en mujeres, aunque éstas realizan más intentos de menor letalidad.
En el caso de personas migradas, es importante tener en cuenta que los procesos migratorios se definen en gran medida a partir de los roles de género determinados por cada cultura. Así, los estereotipos de género pueden ser los propulsores de procesos migratorios: en el hombre predomina la obligación de cumplir como el principal proveedor de recursos económicos, con la presión y estrés psicológico que esto puede generar; y en el caso de las mujeres, inciden también factores como la fuga de matrimonios forzados o violencia machista o el rechazo por parte de la sociedad a las madres solteras o a las mujeres separadas, entre otros.
En el caso de las mujeres, la fuga de matrimonios forzados o de violencia machista o el rechazo a las madres solteras o a las mujeres separadas pueden ser motivos de procesos migratorios.
En las mujeres migrantes existe una incidencia especialmente elevada de vivencias de violencia machista, tanto en el país de origen como en el país de llegada, debido a su mayor vulnerabilidad. Este es un factor de riesgo de cara a desarrollar trastornos de salud mental como el TEPT y trastornos del estado de ánimo que en ocasiones se acompañan de ideación autolítica y mayor riesgo de suicidio.
Por todo ello, se ha demostrado que las mujeres migrantes no europeas tienen mayor riesgo de intentos de suicidio, sobre todo mujeres jóvenes de origen surasiático y africano negro.
Factores de riesgo de suicidio en la población migrada
Los factores de riesgo identificados en población migrada más específicos para el comportamiento suicida que la población general son:
- El estrés aculturativo (aculturación como proceso mediante el cual los sujetos adquieren las actitudes, valores, costumbres, creencias y comportamientos de una cultura diferente).
- Las barreras del idioma.
- La preocupación por la familia en el país de origen y la separación de ella.
- La falta de información sobre el sistema de atención médica.
- La pérdida de estatus.
- La pérdida de redes sociales.
Los intentos de suicidio pueden entenderse como el resultado de procesos de discriminación, vivencias negativas y faltas de oportunidad.
Es importante la perspectiva social para comprender la vertiente expresiva del suicidio como una llamada de atención a los problemas sociales existentes. Por eso, las intervenciones sanitarias deben ser accesibles y deben tener una dimensión transcultural que posibilite la no trasgresión y violación de sus códigos de vida, que evite errores diagnósticos y que visibilice las causas subyacentes del malestar.
Si tienes pensamientos suicidas, pide ayuda:
También puedes comunicarte con los servicios de emergencia locales de tu zona de residencia.
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024
Línea de atención a la conducta suicida -
061
Salut Respon -
900 925 555
Teléfono de prevención del suicidio de Barcelona