«Tantas personas viviendo en un mismo bloque y tan solas que nos sentimos»
La historia de Juana podría ser la historia de muchas de nuestras abuelas. Se casó con diecisiete años y se trasladó, con su marido, su suegra y dos hijos, de Andalucía a Cataluña, concretamente a Cornellà (Barcelona), donde vive ahora. Después de más de sesenta años junto a su compañero de vida, se quedó viuda y con tres hijos ya mayores, con sus propias familias. Le pregunto: «¿Te has sentido sola en algún momento de tu vida?» ¿Cómo me va a contestar que no?
«Los hijos ya llevan su vida, mi marido ya se ha ido y yo no me quiero ir de mi casa, mientras pueda estar en ella», me aclara, y añade algo que seguro nos vuelve a resonar de alguna manera: «¿Dónde voy a ir? Pienso que puedo estorbar, y no quiero». Juana vive en un barrio lleno de bloques muy altos y con muchos pisos, así que, en un momento de la conversación, mira por la ventana y comenta: «Mira, tantas personas viviendo en estos bloques tan altos y tan solas que nos sentimos; yo estoy sola en mi casa, si alguien quiere venir a charlar un rato».
Juana considera que antes se vivía más en comunidad, pero que ahora «estamos todos muy distanciados y por eso nos sentimos solos». Pero ha sido gracias a esta comunidad, a este cuidarse unos a otros, que un día una vecina le dijo que podría asistir al grupo de ayuda «Acompañando la soledad» al que ella iba. «Fuera de eso, no hago nada más. Cuando me canso de estar en casa, bajo, ando un rato y luego me vuelvo a subir», me cuenta. Pero el vínculo con el grupo se va forjando y ahora, cuando sale a pasear o está sentada en la plaza tomando el sol, de vez en cuando pasa alguien que se para y le dice «Juana, nos vemos este jueves en el grupo, ¿no?». Además, le han prometido que un día irán a ver el mar, algo que desea desde hace tiempo.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.
Muchas personas experimentan el sentimiento de soledad no deseada durante la vejez, una etapa en la que la muerte de seres queridos, como amigos o la pareja, pueden dejar un vacío difícil de superar. Este es el caso de Juana Olivares, una mujer que ha centrado toda su vida en la familia y que ahora, que el marido ha fallecido y los hijos tienen sus propias familias, debe empezar a tejer relaciones que le hagan salir de casa y sentirse acompañada.
Juana nos habla de una trayectoria vital bastante común, sobretodo en las mujeres, poniendo el acento en el significado de comunidad y denunciando de algún modo el individualismo imperante en esta sociedad.