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Artículo

Soledad no deseada, ¿de qué estamos hablando?

La epidemia silenciosa del siglo XXI
Juan Carlos Duran

Dr. Juan Carlos Durán Alonso

Médico especialista en geriatría
Hospital San Juan Grande-Jerez de la Frontera
De que hablamos soledad

Resumen

La soledad no deseada es un sentimiento subjetivo de insatisfacción con las relaciones sociales actuales en contraste con las deseadas, y puede afectar negativamente el bienestar físico y psicológico, independientemente de la presencia física de otros. Este fenómeno es prevalente entre personas mayores, agravado por factores demográficos como el envejecimiento de la población y la feminización de la longevidad. Estudios en diversos lugares de España, como Andalucía, Barcelona y Madrid, indican tasas significativas de soledad en esta población, con consecuencias en salud y riesgo de exclusión social. 

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La soledad no deseada es un sentimiento subjetivo y no deseado de falta o de pérdida de compañía. Sucede cuando se produce un desajuste o desequilibrio entre la cantidad y la calidad de las relaciones sociales que tenemos y las que queremos. Por tanto, la soledad no deseada es entendida desde una perspectiva más psicológica y cognitiva, como un sentimiento subjetivo de discrepancia entre las relaciones sociales que tiene la persona y las que le gustaría tener. La soledad no es el resultado directo de la ausencia de relaciones, sino la consecuencia de los sentimientos de insatisfacción con las relaciones sociales existentes o la ausencia de estas (Gierveld et al., 2009). Este desequilibrio entre las relaciones sociales que se desean tener y las que realmente se tienen produce una situación desagradable que implica un sufrimiento para quien la experimenta y, como tal, puede tener efectos perjudiciales sobre la salud de la persona que la padece, hasta el punto de afectar a su bienestar físico, social y psicológico (Cacioppo et al. 2015).

Puesto que se trata de un sentimiento subjetivo, también se conoce como soledad emocional, y es susceptible de ser diferente para cada individuo, al entender que tiene carencias en sus relaciones sociales.

La soledad no deseada es diferente del aislamiento social, que es la falta sustancial de contacto social, y puede medirse de forma objetiva. Algunas personas pueden vivir solas y no sentir soledad no deseada, puesto que pueden preferir estar solas y elegir la soledad como su proyecto de vida. Por otra parte, hay personas que pueden vivir acompañadas, como algunas personas mayores institucionalizadas en residencias, pero sufren soledad no deseada. Por tanto, es un sentimiento subjetivo, no deseado, e independiente de la compañía. Así pues, la percepción de soledad no deseada depende de la calidad subjetiva e intrínseca de las relaciones de cada uno (Perlman & Peplau, 1981).

Prevalencia de la soledad no deseada en personas mayores

La soledad no deseada es un problema cada vez más frecuente. Muchos autores hablan de la epidemia silente de soledad no deseada en el siglo XXI.

Son muchos los factores que hacen que aumente cada vez más la prevalencia de la soledad no deseada:

  • El envejecimiento progresivo de la población debido al aumento de la esperanza de vida, incrementando el sobreenvejecimiento: más personas mayores de 80 años.
  • La pérdida de seres queridos.
  • El descenso de la natalidad, con menor número de hijos, y, por tanto, disminución del número de personas que pueden cuidar de sus padres en caso de estar solos.
  • El aumento del número de hogares unipersonales, por los cambios en los modelos de familia.
  • La dispersión geográfica, que distancia cada vez más a las familias.

Además, hay que tener en cuenta la feminización de la longevidad; hay más viudas que viudos, por lo que la soledad no deseada es más común en mujeres. Se han realizado numerosos estudios internacionales y nacionales de prevalencia para estudiar el problema de la soledad no deseada.

En Andalucía se elaboró un estudio de investigación coordinado por Juan Manuel García González, profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, con entrevistas a 2.000 personas de 55 años en adelante, mediante las cuales se ponía de manifiesto que la soledad no deseada está presente de forma transversal en todas las edades, y que la prevalencia es del 47 % (el 40 %, soledad moderada, y el 7 %, soledad severa).

Al verse aumentado el sentimiento de soledad con la edad, es mayor en las personas de más de 80 años. El sentimiento de soledad es mayor que la soledad social, ya que esta se refiere al hecho objetivo de no tener compañía, pero hay mucha gente que aun viviendo en compañía se siente sola, y esto afecta a más mujeres que hombres, debido a que ellas tienen una esperanza de vida superior. Como consecuencia, se implementó una línea estratégica del I Plan Estratégico Integral para Personas Mayores en Andalucía, para el abordaje de la soledad no deseada.

En 2016, la encuesta de salud realizada en Barcelona demostraba que el 25 % de las personas mayores de 65 años tenían falta de compañía durante un periodo superior a un año, y que el 15,1 % estaban en riesgo de exclusión. Otros estudios elaborados en Cataluña desvelan porcentajes del 30 % de soledad no deseada en personas mayores.

En Aragón, la prevalencia fue del 19,6 %. En Madrid, según datos del Padrón Municipal a 1 de enero de 2019, el 23,58 % de la población son personas mayores de 65 años. De ellas, el 60,89 % son mujeres y el 24,60 % viven solas.

La Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa, realizada en el proyecto Share, reúne información sobre las condiciones de salud y bienestar, la situación económica y la integración en la familia y las redes sociales en 27 países europeos. En la encuesta se incluye la pregunta «¿Se siente solo?»; de un total de 65.151 personas que respondieron a la encuesta, el 19,2 % dicen sentirse solas algunas veces, y el 6,5 % indica que se sienten a menudo solas. La encuesta incluye preguntas relacionadas con el sentimiento de soledad, como «¿Siente falta de compañía?». El 24,8 % responde que algunas veces, y el 8,1 % indica que a menudo siente falta de compañía. A la pregunta «¿Se siente excluido?», el 18,4 % responde que algunas veces, y el 4,9 %, que a menudo se siente excluido.

Además, se incluye la pregunta «¿Se siente aislado de los demás?», a la cual el 14 % responde que algunas veces, y el 4,1 % indica que a menudo se siente aislado.

Este artículo se ha publicado originalmente en la Guía para el acompañamiento de la soledad no deseada en personas mayores. Solidaridad San Juan de Dios.