La alimentación en las mujeres con esquizofrenia
Resumen
Las mujeres con esquizofrenia presentan necesidades de salud física y salud mental que difieren de las que presentan los hombres, y que varían según la fase del ciclo vital (Natividad et al., 2023). Uno de los problemas más relevantes a nivel global es que las mujeres tienen un pobre acceso a los servicios médicos en algunas partes del mundo (Mahase, 2019), por lo que algunas de ellas presentan comorbilidades médicas y severidad en síntomas clínicos que no ocurren con tanta frecuencia en los hombres.
A partir de la menopausia, las mujeres con esquizofrenia presentan necesidades de salud específicas en comparación con las mujeres premopáusicas, dado que el declive en los niveles de estrógenos en esta etapa de la vida, los factores socioeconómicos y el estilo de vida impactan sin duda sobre su salud de forma diferente en que lo hacen en la etapa reproductiva (Seeman, 2023a). A partir de la menopausia, las mujeres presentan un incremento en las tasas de consumo de sustancias, síndrome de apneas obstructivas del sueño (SAOS), hipercolesterolemia, diabetes, obesidad y osteoporosis.
En general, la esquizofrenia se ha asociado a un incremento en mortalidad prematura, por lo que las estrategias de prevención e intervención precoz son especialmente recomendadas (Yung et al., 2021). Las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y el cáncer se han descrito como las principales causas de morbimortalidad en esquizofrenia. Estudios recientes remarcan la necesidad de diseñar estrategias de mejora de la salud física de las personas atendidas, poniendo especial énfasis en aspectos de diferencias de género (Yung et al., 2021; Natividad et al., 2023).
Por otro lado, cabe destacar que los factores de riesgo social afectan negativamente a hombres y mujeres con esquizofrenia, sin embargo, estos impactan de forma más severa en las mujeres y contribuyen con mayor frecuencia a un incremento en la estigmatización (Jester et al., 2023). Algunos de estos factores son la discriminación y exclusión social, vivir en un medio urbano, un nivel socioeconómico bajo, dificultades en la vivienda y vivencias traumáticas en la infancia, adolescencia y edad adulta, entre otros.
Se deben diseñar estrategias de mejora de la salud física de las mujeres con esquizofrenia, que presentan necesidades que difieren de las que presentan los hombres y que varían según la fase del ciclo vital.
Dadas las necesidades de salud física, salud mental y factores de riesgo psicosocial que presentan estas mujeres, en el ámbito de salud mental comunitaria del servicio de salud mental de adultos del Hospital Universitari Mútua Terrassa, en enero de 2023 iniciamos un proyecto piloto denominado Unidad Funcional de Mujeres con Esquizofrenia- Mútua Terrassa (Unitat Funcional de Dones amb Esquizofrènia- Mútua Terrassa, UFDE) (González-Rodríguez et al., 2023). El principal objetivo de este proyecto, pionero en cuidados desde una perspectiva de género, es mejorar la salud física y salud mental de las mujeres con esquizofrenia, e identificar los determinantes sociales que impactan sobre su salud para intervenir de manera temprana. El modelo de trabajo de esta Unidad se basa en Observatorios (de morbimortalidad, consumo de sustancias, seguridad farmacológica, etc) que mediante un trabajo cooperativo detectan necesidades no cubiertas y se diseñan intervenciones específicas en las mujeres que lo precisan.
El impacto de la alimentación en la esquizofrenia
Un aspecto transversal y de especial interés en la Unidad es la consideración de la nutrición, la alimentación y los estilos de vida en las mujeres con esquizofrenia, que como avanzamos anteriormente, impacta de forma directa en su salud general. En la esquizofrenia, en los últimos años ha crecido notablemente el conocimiento de la relación entre la nutrición, la expresión de síntomas, la progresión de la esquizofrenia y la morbimortalidad (Onaolapo and Onaolapo, 2021).
Los factores de riesgo social impactan especialmente de forma negativa en las mujeres con esquizofrenia. Las tasas de desempleo, un mayor riesgo de discriminación y estigmatización y dificultades en la vivienda pueden asociarse precisamente con dificultades en el acceso a una alimentación saludable, siendo este hecho especialmente preocupante en mujeres embarazadas con esquizofrenia o madres que deben alimentar a sus hijos. Por otro lado, existen otras barreras que incrementan el riesgo de déficits nutricionales en la esquizofrenia, y, por tanto, del riesgo de presentar comorbilidades médicas (Seeman, 2023). Una revisión reciente destaca que una pobre nutrición en mujeres con esquizofrenia se asocia a factores como la pobreza y el aislamiento social, y puede relacionarse con alteraciones en los ritmos circadianos, el uso de sustancias y las condiciones de vida.
En la esquizofrenia existe una relación entre la nutrición, la expresión de los síntomas, la progresión del trastorno y la morbimortalidad, en la que se debe tener en cuenta el impacto de los factores de riesgo social.
Es por ello, que en nuestra unidad estamos desarrollando grupos de nutrición y alimentación centrados en experiencias de aprendizaje significativo, en los que se propone a las mujeres atendidas diferentes tareas y actividades centradas en:
- El conocimiento de los alimentos.
- La comprensión de los nutrientes que presentan los alimentos.
- La aplicación de la información aprendida acerca de alimentos/ nutrientes.
- El análisis de diferentes propuestas de menús.
- La evaluación.
- La creación de planes específicos por parte de las personas atendidas.
Existen muchas clasificaciones de los alimentos, algunas basadas en su origen, y otras en los nutrientes que contienen. En función del tamaño de los nutrientes, estos se dividen en macronutrientes (carbohidratos, proteínas y lípidos) y micronutrientes (sales minerales, vitaminas) (Morris, 2024). Los alimentos se dividen principalmente en: frutas, vegetales, cereales, proteínas, y lácteos.
Frutas
Las frutas tienen efectos beneficiosos, como su función antioxidante, antiinflamatoria y presentan propiedades antihipertensivas. Estos efectos se han asociado con una disminución en las tasas de enfermedades cardiovasculares y en algunos tipos de cáncer (Amiot-Carlin, 2019). Algunos estudios han encontrado que añadir una porción adicional de fruta a la alimentación puede reducir el riesgo cardiovascular global. Las frutas son ricas en vitaminas B, C, minerales y carotenoides, siendo en gran parte estos nutrientes los responsables de su efecto antioxidante.
Algunos estudios han encontrado que añadir una porción adicional de fruta a la alimentación puede reducir el riesgo cardiovascular global.
En mujeres con esquizofrenia, dadas las tasas de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y la mortalidad por cáncer, la recomendación de su consumo es crucial (Natividad et al., 2023). Por otro lado, los frutos secos, especialmente las nueces, tienen propiedades cardioprotectoras que contribuyen a la prevención y mejora de las enfermedades cardiovasculares. Diversos estudios apuntan a que la incidencia de eventos cardiovasculares disminuye en aquellas personas que siguen una dieta mediterránea con aceite de oliva virgen extra o nueces (Estruch et al., 2018). Si nos centramos en el riesgo de mortalidad, el consumo de nueces se ha asociado a un efecto protector cardiovascular y a una reducción de la mortalidad por cáncer.
Vegetales
El consumo de vegetales, ricos en fibra y con elevadas concentraciones de minerales y vitaminas, disminuye la mortalidad de causa cardiovascular, por cáncer y por cualquier causa (Aune et al., 2017). Estos hallazgos se justifican porque los vegetales regulan algunos parámetros metabólicos como los niveles de glucosa, lípidos, presión arterial, y tienen propiedades antioxidantes que disminuyen el riesgo de cáncer. Es por ello, que su consumo también debe ser aconsejado en mujeres con esquizofrenia, y su recomendación merece una especial consideración en el contexto de nuestro observatorio de morbimortalidad somática.
Cereales
Los cereales son alimentos que se clasifican principalmente en: cereales integrales y cereales refinados, siendo los primeros considerados cardioprotectores al contener nutrientes como la vitamina A, B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B6 (piridoxina), B9 (folato) y vitamina E. Su inclusión en las recomendaciones dietéticas en mujeres con esquizofrenia debe ser considerada.
Proteínas
Los alimentos ricos en proteínas son un grupo alimentario formado por la carne, el pescado, los huevos, los frijoles/alubias y las nueces. Las proteínas pueden ser obtenidas a partir de las plantas o los animales y contienen aminoácidos que son esenciales para el correcto desarrollo de las funciones corporales. El consumo de proteínas de alta calidad es crucial para un óptimo desarrollo y salud global, y previene de la anemia y de trastornos inmunitarios, entre otros (Wu, 2016). Algunos autores recomiendan incrementar el consumo de proteínas vegetales frente a las proteínas animales para reducir riesgos de mortalidad.
Lácteos
Los lácteos son alimentos y bebidas que incluyen la leche, el queso, el yogurt y que contienen calcio, vitamina D y proteínas, reduciendo así el riesgo de osteoporosis y de fracturas. Los nutrientes y algunos tipos de lípidos que contienen los lácteos han demostrado ser cardioprotectores y mejorar la salud ósea (Rozenberg et al., 2016). Es por ello, que este tipo de alimentos debe ser especialmente considerado en mujeres postmenopáusicas con esquizofrenia, puesto que estas mujeres se encuentran en una etapa de la vida en la que se incrementa el riesgo cardiovascular, de osteoporosis y de fracturas óseas.
No debemos olvidar que las recomendaciones dietético-nutricionales deben ir acompañadas de una supervisión de otros estilos de vida y comorbilidades, y del análisis de la prescripción de fármacos que tomen estas mujeres, así como de los factores de riesgo psicosocial.
En la literatura se describe la asociación entre algunos alimentos, trastornos endocrinos y el riesgo de hiperprolactinemia, que es un trastorno endocrino que se asocia a la amenorrea (o falta de menstruación) y a un riesgo de osteoporosis, especialmente en las mujeres postmenopáusicas. También se enfatiza la necesidad de adaptar las recomendaciones nutricionales de acuerdo con el nivel socioeconómico de las personas atendidas. Las recomendaciones de consumo de aceite de oliva virgen extra o nueces deben tener en cuenta que algunas mujeres pueden presentar dificultades económicas para garantizar su consumo. El consumo de cacahuetes, que presentaría un menor coste económico respecto a las nueces, puede ser recomendado puesto que se ha asociado también con una reducción total de la mortalidad y mortalidad por enfermedad cardiovascular en población americana y china, y en colectivos vulnerables (Luu et al., 2015).
En conclusión, las recomendaciones nutricionales y dietéticas en mujeres con esquizofrenia deben tener en cuenta las principales comorbilidades y los factores de riesgo de mortalidad que presentan. Las recomendaciones deben ir dirigidas a mejorar el perfil metabólico y cardiovascular, y potenciar el efecto antioxidante y antiinflamatorio de algunos alimentos. La alimentación en mujeres con esquizofrenia está influenciada por factores como la salud mental, los estilos de vida y los determinantes sociales de la salud. El coste económico de algunos alimentos considerados saludables debe ser considerado en los procesos de recomendación. En unidades especializadas centradas en el reto de la salud física, la salud mental y los factores de riesgo psicosocial, las intervenciones nutricionales deben ir enfocadas a mejorar globalmente los principales fenómenos o problemas de salud. Es por ello que las intervenciones deben ser multidisciplinares, orientadas al aprendizaje significativo o al cambio de las mujeres atendidas y personalizadas en todo momento.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.