Repercusiones cardiológicas de los trastornos alimentarios
Resumen
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son trastornos graves que afectan sobre todo a personas adolescentes y adultas jóvenes, y representan una amenaza considerable para su salud y bienestar. Gran parte de las repercusiones graves de estos trastornos sobre la salud están relacionadas con anomalías cardiovasculares secundarias. Las complicaciones cardiovasculares pueden ocurrir hasta en el 80% de las personas con TCA y representan el 30% de su mortalidad.
Las complicaciones cardiológicas se asocian tanto a las formas restrictivas como a las compulsivas de los TCA; en el caso de la anorexia nerviosa, se relacionan principalmente con la desnutrición, y en la bulimia nerviosa, con los desequilibrios de los electrolitos (potasio, calcio, sodio y magnesio).
Principales afectaciones del corazón
Los personas que mantienen una restricción importante de alimentos tienen mayor riesgo de sufrir anomalías en la estructura del corazón, ya que la pérdida de grasa y músculo afecta también a este órgano. Así, la desnutrición mantenida en el tiempo conlleva una pérdida del poder cardíaco de contracción y relajación.
En las personas con anorexia nerviosa se observa un adelgazamiento de las paredes de los ventrículos y una disminución de las cavidades cardiacas que en ocasiones puede producir síntomas de insuficiencia cardiaca, que significa la imposibilidad del corazón para realizar adecuadamente su función. Estos cambios en la estructura del corazón suelen implicar, además, el prolapso (desplazamiento) de la válvula mitral, que se vuelve insuficiente y no es capaz de entregar correctamente la sangre al ventrículo izquierdo; y también pericarditis, la acumulación de líquido inflamatorio en la bolsa que recubre el corazón (pericardio). Ambas son situaciones de peligro sobre el funcionamiento habitual del corazón.
Además, las personas con anorexia nerviosa frecuentemente presentan una tensión arterial baja, con mareos sobre todo al levantarse o agacharse, una frecuencia cardíaca baja o bradicardia sinusal. Estos síntomas se deben a un metabolismo lento y a un tono vagal reducido (tono del nervio vago), causados por la falta de alimento. La intensidad de la bradicardia está asociada al bajo peso y a la duración del trastorno. En algunas ocasiones, en personas con anorexia, se han descrito frecuencias cardiacas altas (taquicardia), pero suelen estar causadas por situaciones de anemia, infección aguda o a una respuesta adaptativa protectora a la restricción calórica. En todo caso, estas situaciones son preocupantes y deben controlarse.
La anorexia nerviosa puede provocar un adelgazamiento de las paredes de los ventrículos y una disminución de las cavidades cardiacas que en ocasiones puede producir una insuficiencia cardiaca.
La disminución de los latidos por minuto (bradicardia sinusal) y las alteraciones en la relajación de los ventrículos determinarán la gravedad de las personas con anorexia nerviosa, y se correlacionan con el índice de masa corporal. Es decir, a menor índice de masa corporal, mayor riesgo y fatalidad cardiovascular.
Por otro lado, los desequilibrios de líquidos e iones secundarios a las purgas en las personas con bulimia nerviosa (potasio, calcio, sodio y magnesio bajos en sangre) se asocian a los trastornos del ritmo cardíaco, conocidos como arritmias. Estas arritmias también pueden estar producidas por efectos de medicamentos que se utilizan contra la depresión, para aumentar la orina o para inducir el vómito.
Algunas de estas arritmias cardiacas, junto con las anomalías de la estructura del corazón, han sido descritas como posibles causas de muerte repentina en personas con trastornos de la conducta alimentaria. Además, haber tenido bulimia aumenta el riesgo cardiovascular a largo plazo en las mujeres, incrementando el riesgo de infarto, angina de pecho, trastorno de la conducción eléctrica y muerte en edad adulta.
Otro factor cardiovascular secundario a la desnutrición es la presencia de anomalías en los vasos sanguíneos periféricos. Los síntomas incluyen intolerancia al frío, mala circulación periférica y temperatura más baja de la piel, lo que produce una coloración azulada, sobre todo en los pies y las manos, y, ocasionalmente, en la cara. Estos síntomas a menudo producen dolor y desaparecen con la renutrición.
Haber tenido bulimia aumenta el riesgo cardiovascular a largo plazo, incrementando el riesgo de infarto, angina de pecho y muerte en edad adulta.
La mayoría de las anomalías cardiovasculares desaparecen totalmente con la restauración nutricional, la normalización de la conducta alimentaria y la eliminación de las purgas. No obstante, algunas de estas afecciones, como la insuficiencia cardiaca, pueden perdurar tras la realimentación, aumentando el riesgo de muerte.
Por eso, es fundamental que a las personas con un TCA se les haga una revisión cardiológica exhaustiva. Los criterios de ingreso no dependerán únicamente del grado de desnutrición y de la respuesta al tratamiento, sino que también se incluye la presencia de síntomas cardíacos como el síncope (desmayo), una frecuencia cardíaca extremadamente baja, una alteración en el electrocardiograma o un desequilibrio electrolítico en sangre.
Consejos prácticos para prevenir problemas cardiovasculares
- Es aconsejable que monitorices tu ritmo cardiaco con un reloj de pulsaciones. Si presentas bradicardia (menos de 50 latidos por minuto), no debes realizar actividad física y debes beber agua.
- Si tienes la tensión arterial baja, procura no levantarte de forma rápida. Al levantarte de la cama o después de agacharte, puedes marearte y sufrir una caída o un desmayo. Intenta sentarte en la cama o en una silla cinco minutos antes de ponerte en pie; te ayudará a no sentir mareo y evitará una caída.
- Bebe agua para evitar la deshidratación y mantener tu bienestar. Debes beber un mínimo de 200 cc de agua (un vaso) cuatro veces al día. Si no quieres beberla de golpe, puedes tomar 50 cc cada hora.
- Los vómitos, laxantes y diuréticos, a parte de eliminar líquido del organismo, arrastran iones importantes para el funcionamiento cardiaco. Vigila la aparición de:
- Dolor de cabeza
- Náuseas
- Mareos
- Confusión
- Calambres y debilidad muscular
- Hormigueos
- Lengua y piel secas
- Inflamación abdominal y poca movilidad intestinal.
Si presentas alguno de estos síntomas, probablemente estés sufriendo un desequilibrio iónico y una deshidratación que, si no se corrigen, entrarás en una situación peligrosa para tu salud con riesgo incluso de muerte. Debes explicar tus síntomas al médico para que corrija la alteración de inmediato o acudir a urgencias.
- El dolor en el pecho, las palpitaciones, la dificultad para respirar, los mareos y desmayos son síntomas de alteraciones en el corazón. En caso de presentarlos, explícalo al médico para que te examine o acude a urgencias, porque puedes estar en una situación de riesgo vital por la inestabilidad cardiovascular.
- Debes mantener un programa de ejercicio pactado con un profesional sanitario. El ejercicio físico puede ayudar a aumentar tu motivación, tu energía y a disminuir tu malestar. No obstante, un ejercicio excesivo con falta de nutrientes implica un desgaste muscular peligroso. Recuerda que el corazón es un músculo y su mal funcionamiento puede implicar la muerte.
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