Tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria
El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria es multidisciplinar y puede realizarse en diferentes niveles de atención y con varios recursos asistenciales (ambulatorio, hospital de día y hospitalización total). En líneas generales, es importante potenciar el reconocimiento de la enfermedad por las personas afectadas (conciencia de problema), motivarlas para seguir el tratamiento y establecer una buena relación o alianza terapéutica.
El tratamiento tiene los siguientes objetivos:
- Restaurar o normalizar el peso y el estado nutricional de la persona.
- Tratar las complicaciones físicas.
- Proporcionar educación sobre patrones alimentarios y nutricionales sanos. Se ofrecen recomendaciones a los padres y pacientes sobre los principios de la dieta equilibrada (en proporción, variedad y frecuencia de alimentos).
- Modificar/mejorar las disfunciones previas o adquiridas a consecuencia de la enfermedad (pensamientos, actitudes, sentimientos, conductas alteradas): reducir o eliminar los atracones y las conductas compensatorias inadecuadas (restricción, purgas, ejercicio físico excesivo); trabajar la insatisfacción de la imagen corporal y las distorsiones cognitivas; y mejorar la autoestima y las relaciones sociales. Estos cambios se consiguen a través de la psicoterapia, del tratamiento farmacológico y de las intervenciones familiares.
- Tratar los trastornos asociados (comorbilidades), tanto psiquiátricos (alteraciones del estado de ánimo, síntomas obsesivos, etc.) como físicos (diabetes mellitus, etc.).
- Conseguir el apoyo familiar de la persona afectada y proporcionarle asesoramiento y terapia cuando sea necesario. Se recomienda involucrar a la familia y ofrecerles participar en un grupo de padres (psicoeducativos y multifamiliares) con el objetivo de aumentar la alianza terapéutica con los padres, ofrecerles apoyo emocional e información sobre la enfermedad y desculpabilizarlos.
- Prevenir las recaídas. Incluye abordar y prevenir situaciones que puedan favorecerlas (dietas, inestabilidad emocional) y planificar estrategias para enfrentarse a ellas.
El tratamiento de primera línea en los trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes son las intervenciones psicosociales (con el objetivo de corregir las distorsiones cognitivas y mejorar la autoestima y las relaciones sociales) y la terapia familiar (con el objetivo de mejorar la relación y la comunicación familiar).
El tratamiento farmacológico no es de primera elección, pero se utiliza para tratar los problemas asociados (depresión, ansiedad, trastorno obsesivo). Algunos estudios en población adulta con bulimia nerviosa y trastorno por atracones muestran que los psicofármacos pueden ayudar a reducir los atracones, pero los estudios sobre la eficacia de tratamientos farmacológicos en adolescentes son limitados.