La importancia de fomentar la resiliencia en los primeros años de vida
Resumen
Si hablamos del concepto de resiliencia, de la capacidad del ser humano para adaptarse y superar situaciones difíciles o adversas del día a día y de reponerse al dolor, el neuropsiquiatra francés Boris Cyrulnik es una de las personas referentes a nivel mundial. Ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los mecanismos del ser humano para combatir el sufrimiento, partiendo de su experiencia personal de superación de experiencias traumáticas. Cyrulnik sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y el nazismo con seis años de edad, cuando perdió a gran parte de su familia en Auschwitz. Es profesor en la Universidad de Tolón, en Francia, y ha publicado una veintena de libros para el público general, entre los que destacan ‘Los patitos feos’, ‘Resiliencia y adaptación’ o ‘El amor que nos cura’. Actualmente desarrolla un proyecto para el gobierno francés para fomentar la empatía desde las guarderías.
En una extendida charla en la plataforma de divulgación y reflexión sobre crianza y educación Aprendemos juntos de BBVA, el neuropsiquiatra habla sobre el concepto de resiliencia y de su fomento en los primeros años de vida. Para el profesor Cyrulnik, la resiliencia está en marcha toda la vida, pero los primeros años son muy importantes. «La resiliencia no es la misma cuando somos niños, antes de hablar, cuando somos niños y sabemos hablar, cuando somos adolescentes o cuando somos personas adultas. Los casos que accionan la resiliencia no serán los mismos.»
Una de las claves que apunta para crear sociedades altruistas, empáticas y con personas resilientes es la segurización en la infancia, es decir, la creación de entornos seguros y afectuosos para los niños, tanto en su hogar como en los centros educativos. El primer paso para ayudar a un niño a ser más resiliente es transmitirle seguridad en el entorno familiar para que así pueda adquirir los factores y las habilidades que le permitirán ser resiliente. Cuando crecemos fortalecidos y con seguridad, en el momento que experimentamos una experiencia adversa y dolorosa, que son inevitables en el día a día, como habremos aprendido a sobrellevar el sufrimiento de una forma saludable, sufriremos menos y evitaremos sentirnos angustiados.
Lo que crea esa seguridad en la infancia es el vínculo familiar que se va tejiendo a diario con la cotidianidad, con tiempo y con paciencia. En una sociedad acelerada y muy ocupada donde las familias apenas tienen tiempo para pasarlo sus hijos, el profesor propone ralentizar los ritmos de vida. «Para que en las familias haya seguridad, hay que ralentizar. Y que aprendan a cantar o a hacer deporte con sus hijos. La clave es divertirse para aprender el arte de vivir.» Otro de los puntos fundamentales que apunta para desarrollar resiliencia en la infancia es enseñar a confiar en sí mismos y en los demás, fomentando las capacidades de altruismo y de empatía.
El arte y la resiliencia
Preguntado por si existen mecanismos del cerebro para superar o defenderse cuando vivimos situaciones difíciles, Cyrulnik apunta que el arte juega un papel muy importante. En el proceso de resiliencia, para afrontar las adversidades, el arte es una muy buena herramienta y por ello es importante fomentar la función artística desde pequeños. «Las obras de arte, muy pronto, desde la guardería, los cuentos enseñan a los niños a expresarse.»
Las producciones artísticas, explica, nos ayudan a superar las tragedias intrínsecas de la condición humana. «Las películas, los libros o las obras de teatro cuentan tragedias, cuentan historias emotivas de gente que consigue superar la tragedia. Y, para nosotros, son maneras de comprender, pero para los que sienten dolor es también una forma de pedirle al artista que sea su portavoz.» Para el neuropsiquiatra, el arte es una manera de representar la tragedia de manera soportable, ya que los demás la pueden entender sin angustiarse ni sentirse incómodos.
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