Promover la resiliencia familiar
Durante la adolescencia, al igual que a lo largo de toda la infancia, la familia tiene un rol fundamental en la promoción del bienestar emocional. A pesar de que los chicos y chicas toman distancia de los padres y madres como parte de su proceso de construcción de su identidad, necesitan que sus referentes adultos los acompañen para poder recurrir a ellos cuando lo crean necesario.
La familia, pues, tiene un papel crucial como entorno seguro donde podemos fomentar las habilidades socioemocionales que ayudan a los adolescentes a afrontar problemas, a relacionarse de manera sana y a gestionar las emociones. Se ha demostrado que una parentalidad resiliente promueve también la recuperación de las experiencias dolorosas a través del aprendizaje socioemocional. Cuando los adolescentes sienten su familia como sostén, apoyo o refugio, el contexto familiar se percibe como un espacio seguro. Esta sensación de seguridad emocional y relacional es clave para lograr todo su potencial de desarrollo saludable, así como para pedir ayuda cuando lo necesitan. Por eso será clave dotar a las familias de orientación, asesoramiento y guía de expertos para que adquieran herramientas para fomentar la resiliencia en sus hijos o hijas adolescentes.
Qué es la resiliencia familiar
La resiliencia familiar se define como la capacidad de la familia para hacer frente a situaciones difíciles o de crisis con el resultado de sentirse fortalecidos. Entre los factores que hacen de una famila resiliente, uno de los más importantes son las habilidades parentales.
La resiliencia familiar es la capacidad de la familia para hacer frente a situaciones difíciles o de crisis con el resultado de sentirse fortalecidos
Las habilidades parentales son aquellas capacidades y habilidades que tienen los padres y madres para proteger y satisfacer las necesidades de sus hijos e hijas, incluidas las necesidades de afecto, de estimulación y de socialización, para su desarrollo sano y resiliente.
Las relaciones y los vínculos familiares tienen que ofrecer un marco de desarrollo sano, de protección y promoción de habilidades para la vida, y son un factor muy poderoso para el desarrollo de mentes resilientes. Algunos referentes internacionales destacan la importancia de la presencia parental, como aquella en que los hijos e hijas se sienten vistos, seguros, consolados y a salvo. Estar emocionalmente presente modela el cerebro de los hijos e hijas y configura las personas que llegarán a ser.
El acompañamiento de los padres y las madres en la crianza de los hijos e hijas no se trata de evitarles daños y rescatarlos de las dificultades, sino que se trata de enseñarles a usar las habilidades para mantener una buena salud emocional
El acompañamiento de los padres y las madres en la crianza de los hijos e hijas no se trata de evitarles daños y rescatarlos de las dificultades. Es más, esta sobreprotección es contraproducente, ya que no nos ayuda a entrenar habilidades que son necesarias para mantener una buena salud emocional. Se trata de enseñarles a usar esas habilidades y alentarlos a entrenarlas. Esto les permitirá que prosperen por sí mismos, aprendan de los inevitables reveses y avancen.
Para todo ello, es importante hacer entender a los adolescentes que no siempre tendrán éxito en aquello que desean, que se equivocarán en ocasiones, pero que el mayor logro es seguir intentando luchar por aquello que desean. Y que todo ello implica gestionar las emociones que nos genera, aprender de las equivocaciones y tolerar las frustraciones que forman parte de la vida.
Los padres y las madres tienen que dejar que sus hijos e hijas tomen sus propias decisiones, incluso si nos parecen equivocadas, y apoyarlos ante las equivocaciones para que aprendan a tomar mejores decisiones en el futuro. Podríamos hablar de una forma de acompañar en sentido amplio, estando presentes y disponibles, validando emocionalmente, alentando ante nuevos hitos y retos del camino y ofreciendo orientación y guía. Esto es lo que denominamos criar de manera resiliente. Por este motivo, es importante es educar las familias para que lleven a cabo una crianza resiliente.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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