La salud mental de las personas trabajadoras con cáncer
La aparición del cáncer tiene diversas repercusiones importantes en la vida de las personas. El diagnóstico y el tratamiento son acontecimientos que suelen repercutir profundamente en la salud mental y la calidad de vida.
Paralelamente a la vida personal, la aparición de un cáncer tiene importantes efectos en la vida profesional de las personas trabajadoras: suelen experimentar un profundo malestar psicológico y problemas de salud mental debido a la propia enfermedad, sus consecuencias a nivel psicológico y físico, y las barreras en el entorno laboral que pueden causar dificultades.
En el entorno laboral, sea cual sea el sector de empleo, pueden estar presentes varios factores negativos influyentes. En la mayoría de los casos, las personas señalan que las barreras están relacionadas con una interacción inadecuada entre el tipo de trabajo, el entorno organizativo y directivo, las aptitudes y competencias de los compañeros y demás personal, y las instalaciones ofrecidas para realizar el trabajo. La estigmatización y la discriminación en el trabajo también son problemas frecuentes que pueden tener efectos negativos considerables en la salud mental.
El más relevante es enfrentarse a dificultades a la hora de reincorporarse al mercado laboral.
Las personas con un cáncer a menudo tienen que dejar de trabajar por completo, cambiar de empleo o reducir su horario o sus funciones, y no suelen contar con el apoyo de su entorno laboral. Los programas de rehabilitación profesional han demostrado su eficacia, pero su aplicación a nivel mundial sigue siendo limitada.
Además de estos problemas relacionados con el entorno laboral, muchos estudios de investigación destacan las dificultades que experimentan éstas personas a causa de los síntomas y el tratamiento. En ocasiones siguen trabajando, pero declaran tener limitaciones en el trabajo debido a los síntomas, que les producen dificultades para gestionar las demandas laborales. Esto provoca un deterioro de su «capacidad laboral», es decir, de su capacidad para trabajar y de la capacidad del entorno para adaptarse al funcionamiento actual de una persona.
Entre los síntomas que repercuten significativamente en las actividades laborales, que pueden ser especialmente exigentes desde el punto de vista mental o físico, se encuentran la fatiga, los trastornos cognitivos y del sueño, el dolor y el malestar psicológico. Debido al impacto de sus síntomas en su capacidad laboral, las personas con cáncer tienen más probabilidades de dejar su trabajo si el entorno no es capaz de adaptarse con ajustes razonables a las nuevas necesidades de la persona.
Las dificultades de la persona cuidadora
El cáncer afecta profundamente a las personas y a sus familiares y amistades, sobre todo a quienes asumen el papel de cuidadores, que suelen experimentar un profundo malestar psicológico.
Diferentes estudios de investigación que describen la carga que soportan las personas cuidadoras revelan que suelen experimentar un deterioro constante de su calidad de vida y su salud mental, con ansiedad y síntomas depresivos. La carga de las personas cuidadoras también se manifiesta en su capacidad para prestar cuidados y en la presión económica.
Además, las personas cuidadoras suelen tener dificultades para gestionar su vida cotidiana y, si trabajan, pueden encontrarse con dificultades para equilibrar las actividades asistenciales y las exigencias laborales.
Sin embargo, el trabajo tiene un papel central en la vida de las personas. Trabajar contribuye a la autonomía, la independencia, la autoestima, la autorrealización, la calidad de vida y la satisfacción vital. De hecho, el empleo, la satisfacción laboral y un buen equilibrio entre trabajo y vida personal benefician la salud mental y la calidad de vida. Por el contrario, el desempleo y un entorno laboral negativo son factores de riesgo de problemas de salud física y mental.
Para las personas con cáncer, volver al trabajo o mantenerlo en la medida de lo posible significa conservar los ingresos, la identidad, las relaciones sociales y mejorar la calidad de vida.
Dadas estas premisas y la importancia del trabajo para la vida de las personas, el mantenimiento del empleo y la vuelta al trabajo de las personas con cáncer deben ser un objetivo primordial para la sociedad.
Cómo apoyar a las personas afectadas y sus cuidadoras
Es necesario apoyar a los trabajadores que padecen cáncer y a las personas trabajadoras que cuidan de un familiar afectado. Se pueden emprender distintas acciones para alcanzar este objetivo.
- En primer lugar, es crucial concienciar y sensibilizar a los equipos directivos y empleados sobre este tema para promover un entorno de trabajo seguro, sin estigmas ni discriminación, y la inclusión laboral.
- En segundo lugar, es igualmente importante desarrollar y aplicar ajustes razonables y programas específicos que permitan a las personas con cáncer y a sus cuidadores mantener sus puestos de trabajo. También es de suma importancia. Unas condiciones laborales flexibles pueden permitir a éstas personas y a sus cuidadores que trabajan conciliar las exigencias laborales y las necesidades de asistencia.
- Por último, cuidar de la salud mental de las personas con cáncer y de sus cuidadores trabajadores es una prioridad. Es esencial ofrecer atención y apoyo a las personas enfermas y cuidadores, ayudándoles a hacer frente al malestar psicológico que experimentan en su vida personal y profesional.
Artículo cedido por Empower. Autoría Claudia Toppo, Alberto Raggi, Martina Cacciatore, Matilde Leonardi.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.