Cómo ayudar a un compañero de trabajo con problemas de salud mental
A buen seguro que algún compañero o compañera de trabajo ha tenido un problema de salud mental en algún momento de su vida laboral, posiblemente en forma de trastornos comunes como el estrés, la ansiedad o la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud, un 15% de las personas adultas en edad laboral tenía un trastorno mental en 2019, y en un estudio de 2022 de la APD Research, el 67% de las personas participantes indicaban haber experimentado estrés en el trabajo, como mínimo, una vez a la semana, y el 15% se sentían estresadas a diario.
Los puestos de trabajo son espacios de socialización, de relación interpersonal, en los que las personas pasan bastantes horas, y se deben poder generar relaciones de confianza, ayuda y apoyo.
Obertament señala ya en 2016 que muchas personas con un problema de salud mental refieren haber sufrido alguna vez un trato injusto al trabajo (40,6%), manifestado de formas diversas (escarnio, sobreprotección, condescendencia, infravaloración de sus capacidad profesionales, desconfianza, evitación o incluso el despido). Este hecho puede llevar a muchas de estas personas a ocultar su problema de salud mental en el trabajo, especialmente a los equipos directivos.
Cuando hay una relación personal de confianza, como es la que se podría dar dentro de un equipo de trabajo, acostumbra a ser más fácil que las personas expliquen que tienen un problema de salud mental. Así, el primer paso para poder acompañarlas es generar este clima y esa relación de confianza para que la persona se sienta lo suficientemente cómoda como para explicarlo.
Aunque el hecho de que la persona compañera de trabajo tenga o no un problema de salud mental no debería suponer un cambio en la forma que la tratamos, saberlo nos puede ayudar a comprenderla mejor.
Para cuidar esta confianza, se debe cuidar el lugar y momento en que se habla, mantener una actitud abierta y acogedora, y respetando la intimidad y privacidad de lo que la otra persona comparta.
Practicar una escucha activa
Cuando la persona nos ha confiado que tiene un problema de salud mental, es importante que se sienta bien tratada, es decir, escuchada, acompañada, y no juzgada. Escuchar de forma activa a la persona implica mostrar empatía, mantener contacto visual mientras se habla con ella, y prestando especial atención en lo que dice y lo que intenta comunicar, preguntando siempre que sea necesario para aclarar y evitar malentendidos. Es necesario que sienta que estáis presentes y disponibles para acompañarla, y se puede preguntar de forma clara en qué y cómo cree que se le puede ayudar, cómo pueden identificar que está mal (signos de alerta) y de qué manera ayudarle en estos momentos. Hay que evitar las preguntas morbosas, y compartir conversaciones que no siempre giren en torno al tema de la salud mental (aficiones compartidas, por ejemplo).
Es importante también transmitir a la persona esperanza y reforzarla de forma positiva, evitando el paternalismo o la sobreprotección, promoviendo su autonomía y responsabilidad, y confiando en su capacidad de hacer frente a situaciones adversas. Es preferible no decirle qué tiene que hacer o dar consejos, excepto si los pide, y se tienen que respetar sus decisiones y preferencias.
La Federación Salud Mental Cataluña ofrece algunas frases que pueden ser de ayuda:
- «Quizás no soy capaz de entender exactamente cómo te sientes, pero me preocupo por ti y quiero ayudarte.»
- «Dime, ¿Cómo te puedo ayudar?»
- «Habla conmigo, te estoy escuchando»
- «No estás solo, yo soy aquí contigo.»
Es también recomendable que las personas trabajadoras estén formadas y capacitadas sobre salud mental, con el fin de mejorar su conocimiento y para identificar y evitar prejuicios y actitudes estigmatizantes hacia los trastornos mentales. Esta formación puede ser proporcionada por la propia organización o centro laboral, o por entidades externas, y ayudarán a crear confianza y relaciones de ayuda en los puestos de trabajo.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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