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Artículo

Los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo

¿Cuáles son los 10 tipos de riesgo principales?
Josep M. Molina Aragonés

Josep M. Molina Aragonés

Médico especialista en Medicina del Trabajo. Responsable del Área de Salud y Prevención de Riesgos
Institut Català de la Salut (ICS)
Dra. Cristina Abadía Castelló

Dra. Cristina Abadía Castelló

Médico especialista en Medicina del Trabajo. Responsable de Medicina del Trabajo
Parc Sanitari Sant Joan de Déu
Riesgos psicosociales

En el mundo laboral, prácticamente todos conocemos los riesgos de manipular determinadas máquinas o de elevar ciertos pesos, de trabajar con escaleras mal diseñadas o en mal estado o de inhalar sustancias tóxicas, pero tenemos otros riesgos que están adquiriendo cada vez mayor interés con los cambios que se están produciendo en el mercado de trabajo, y que son los conocidos como riesgos psicosociales. Pero, ¿en qué consisten estos riesgos?

Utilicemos las definiciones de la Agencia Europea para la seguridad y la salud en el trabajo que entiende que «los riesgos psicosociales se derivan de las deficiencias en el diseño, la organización y la gestión del trabajo, así como de un escaso contexto social del trabajo, y pueden producir resultados psicológicos, físicos y sociales negativos, como el estrés laboral, el agotamiento o la depresión!» o la del Instituto Nacional de Seguridad y Salud, que considera a estos como «aquellas condiciones que se encuentran presentes en una situación laboral y que están directamente relacionadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización de la tarea, y que tienen capacidad para afectar tanto al bienestar o a la salud (física, psíquica o social) del trabajador como al desarrollo del trabajo».

Como se desprende de estas definiciones, una exposición significativa a estos factores puede determinar la aparición de problemas de salud tanto en la esfera física (diferentes estudios asocian  los riesgos psicosociales con eventos en la esfera cardiovascular o con lesiones del sistema osteomuscular), en la esfera mental (la que posiblemente se asocia de manera habitual con estos riesgos, ya sea en forma de estrés crónico o cuadros de ansiedad-depresión) o bien en aspectos sociales (como, por ejemplo, una alteración de las relaciones familiares o personales).

Salud laboral

El trabajo, un espacio clave para la promoción de la salud mental

En general podemos considerar que el estudio de los factores psicosociales es multifactorial, pero existe un cierto consenso en considerar un elemento básico la relación entre el ámbito laboral y la persona, de manera que «los problemas sobre la salud aparecen cuando las exigencias del trabajo no se adaptan a las necesidades, expectativas o capacidades del trabajador».

Así, en esta interacción entre trabajo y persona, podemos esbozar una serie de factores vinculados al trabajo como el ambiente del puesto, aspectos demográficos –como la distancia o la accesibilidad al centro de trabajo-, características del mercado laboral o la sensibilidad preventiva o medioambiental de la organización, y del propio individuo, factores que pueden aumentar la vulnerabilidad individual a sufrir algún tipo de problema físico  o mental, como pueden ser nuestra carga genética, los recursos personales o sociales de afrontamiento,  o nuestra historia vital, que puede favorecer la resiliencia individual.

Modelos teóricos para identificar estos riesgos

Pero, ¿podemos identificar de manera más efectiva estos riesgos? Para facilitar esta tarea utilizaremos a modo de referencia los modelos teóricos que han determinado el actual conocimiento de que disponemos de este tipo de riesgos, y a los que se van incorporando distintas dimensiones en función del avance del conocimiento:

  • El modelo de demanda-control-soporte social, que ha evidenciado los efectos para la salud derivados de la interacción entre control sobre el contenido y las condiciones de trabajo, y las demandas físicas, psicológicas o emocionales de la actividad y el soporte social en forma de ayuda por parte de la organización y los propios compañeros.
  • El modelo de esfuerzo-recompensa, que se incorporó al primero con posterioridad para complementarlo, y que admite los efectos sobre la salud que pueden tener las recompensas en el puesto de trabajo, entendiendo como tales el reconocimiento profesional, el salario, la estabilidad , las posibilidades de promoción o un trato justo -entre otros-, y el esfuerzo que representa el trabajo, una dimensión que se define por sí misma y puede incluir la duración de la jornada, las condiciones del puesto, largos desplazamientos, dificultad de conciliación familiar o condiciones que determinen cierta penosidad en el desarrollo de la actividad habitual.

Diez tipos de riesgos psicosociales en el lugar del trabajo

Con esta breve introducción, podemos definir los diez tipos principales de riesgos psicosociales existentes en el lugar de trabajo, recopilados gracias al proyecto PRIMA-EF, financiado por la Comisión Europea y emplazamos al lector a posicionar estos riesgos en los modelos y las dimensiones anteriormente mencionados.

  1. Carga laboral y ritmo de trabajo: carga laboral excesiva o insuficiente, ritmo fijado por una máquina, nivel elevado de apremio de tiempo, trabajo regido continuamente por plazos.
  2. Contenido del trabajo: ciclos de trabajos monótonos o cortos, trabajo fragmentado o de poca utilidad, desaprovechamiento de las competencias, nivel elevado de incertidumbre, exposición continuada a otras personas durante el trabajo.
  3. Control: escasa participación en la adopción de decisiones, imposibilidad de controlar la carga de trabajo, el ritmo, los turnos, etc.
  4. Cultura organizativa y función: mala comunicación, nivel reducido de asistencia para la resolución de problemas y para el desarrollo personal, falta de precisión o de acuerdo en lo relativo a los objetivos de la organización.
  5. Desarrollo profesional: estancamiento e incertidumbre profesional, exceso o falta de promoción, salario bajo, inseguridad laboral, reducido valor social del trabajo.
  6. Entorno y equipo: equipo inadecuado, equipo disponible, adecuación o mantenimiento, malas condiciones ambientales, como falta de espacio, mala iluminación o exceso de ruido
  7. Función en la organización: ambigüedad de las funciones, conflictos entre funciones, responsabilidad de los individuos.
  8. Horarios de trabajo: trabajo por turnos, turnos de noche, horarios de trabajo rígidos, horarios imprevisibles, jornadas de larga duración o difíciles de compatibilizar con la vida social.
  9. Interrelación entre la vida privada y la laboral: conflicto de necesidades entre la vida privada y la laboral, falta de apoyo en el hogar, problemas de doble presencia.
  10. Relaciones interpersonales en el trabajo: exclusión o aislamiento social o físico, mala relación con los cargos superiores, conflictos interpersonales, falta de apoyo social, acoso, intimidación.

Para finalizar con esta breve exposición, es preciso incidir en el impacto que puede llegar a alcanzar una deficiente gestión de estos riesgos, puesto que bien pueden favorecer como perjudicar la actividad laboral y la calidad de vida laboral de los afectados. Un ambiente controlado y adecuado fomenta el desarrollo personal de los trabajadores, retiene el talento y mejora la productividad, mientras que una mala gestión o un abordaje deficiente se comporta de manera contraria, perjudicando el bienestar y la salud individual e impactando en la actividad y los resultados de las organizaciones.  

Las consecuencias de la materialización de estos riesgos pueden tener un claro impacto individual en forma de estrés, burnout o depresión, entre otras formas de manifestación de trastorno mental, pero también en forma de enfermedad física, con mayor incidencia de enfermedad cardiovascular o procesos osteomusculares, pero también tiene efecto sobre las organizaciones que puede traducirse en una mayor tasa de absentismo laboral, de disminución de productividad, de aumento de siniestralidad e incluso de afectación de la imagen de marca.    

En resumen, y a partir de los datos de la Encuesta Empresarial sobre los Riesgos Nuevos y Emergentes (ESENER), se demuestra que «los riesgos psicosociales se consideran un reto mayor y más difícil de gestionar que los riesgos «tradicionales» para la seguridad y la salud en el trabajo. Es preciso sensibilizar a la gente y disponer de herramientas prácticas y sencillas que faciliten la gestión del estrés, la violencia y el acoso relacionados con el trabajo».

Con objeto de no extendernos más, remitimos a la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo (EESST) 2023-2027 donde se encuentran diversas alternativas para mejorar la gestión de los riesgos psicosociales, entre estas la mejora de la información sobre factores de riesgo psicosocial o la construcción de indicadores de las situaciones de riesgo psicosocial que permitan, por un lado, conocer mejor qué actividades económicas son las más afectadas por estos factores de riesgo psicosocial y, por otro, que faciliten anticipar intervenciones preventivas en caso de situaciones de desvío respecto a los estándares de seguridad y salud en el trabajo.